¿Qué motiva a una persona a convertirse en escritor? ¿Existe un camino para desarrollar esta profesión? ¿Sobre qué están escribiendo los jóvenes mexicanos? Son algunas preguntas que autores contestarán de la mano de Mónica Lavín en Palabra de Autor.
“Me parece una afortunada oportunidad, o momento, por la posibilidad que da la conversación con escritores y de hacer puentes con los lectores”, dice Lavín en entrevista.
A pesar de que México es un país en donde se lee poco, para la escritora y periodista, no quiere decir que no haya curiosidad lectora ni apetito lector, “creo que la televisión con su impacto masivo puede promoverla para responder preguntas como: ¿de qué leo y a quién leo? o ¿quién está escribiendo?, ¿de qué está escribiendo?”.
En esta temporada, el objetivo fue entrevistar a escritores nacidos después de 1967 y también dedicarle una parte de los 20 programas a jóvenes, muchos de ellos nacidos en la década de los 80, que han sido parte de las becas de la Fundación para las Letras Mexicanas, han tenido premios y tienen un compromiso con lo literario, con la búsqueda de su voz y el diálogo con la tradición.
En cada uno de los episodios, la escritora y periodista mexicana sostiene una charla con autores renombrados como Raquel Castro, Dulce María Ramón, Cristina Liceaga, Paola Tinoco, Vicente Alonso, Carlos Martín, Claudina Domingo, Luis Felipe Lomelí, Mónica Brozón, Armando Alanís, Monique Zepeda, Jorge Comensal, Geney Baltrán, Jaime Mesa, Cristina Rascón, Ileana Olmedo, Edson Lechuga, Ave Barrera, Jazmina Barrera, Isaí Moreno y Edmeé Pardo.
Cada uno dura media hora y cuenta con locaciones diferentes como por ejemplo, el Antiguo Colegio de San Ildefonso, la Biblioteca Vasconcelos, el Centro de Estudios de Historia de México y el Teatro Helénico.
“Me gusta eso, porque te permite conocer espacios de la Ciudad de México interesantes. Igual vinieron escritores de fuera como Carlos Martín, de Mérida; o Jaime Mesa, de Puebla. Esta particularidad de ser yo sola en la conversación y de acercarme a los jóvenes o a los que escriben para niños, creo que esos sí es un tema que requiere de un espacio”, asegura la periodista.
Lavín reconoce que la literatura no tiene el glamour de otras artes, que es un oficio solitario que necesita de los lectores para subsistir, y cree que la televisión pública puede asumir ese reto de formar lectores a través de varias estrategias, una de ellas es la conversación con los autores, porque es una manera de acercamiento, de conocer lo que están haciendo para crear puentes interesantes.
Palabra de autor se transmite todos los miércoles, a las 19:30 horas, por Canal 11. Con repetición los sábados.
Una nueva generación
Los escritores más jóvenes han tenido oportunidades que otras generaciones no tuvieron, pero eso no quiere decir que sea más fácil su labor, por lo que tienen muy claro su conciencia del compromiso, es decir, del rigor, de la búsqueda de la voz y de dónde están parados.
“Cuando era una joven escritora no tenía esa conciencia del rigor, del compromiso, de la tradición que me precede, tan clara como lo tienen estos muy jóvenes creadores, y lo que veo es que hay proyectos muy interesantes, basados en las lecturas, quizá más en la lectura que en la experiencia de vida”, comenta Lavín.
De acuerdo con ella, la actividad profesional de su generación tenía más que ver con el periodismo, con lo que estaba pasando en la vida. Ahora, argumenta, las nuevas generaciones tienen una formación muy sólida, con una conciencia de la escritura, una noción y un manejo muy claro del compromiso con el lenguaje, con la tradición, pero también con un acto muy claro del desenfadado riesgo que es la escritura.
“Quizás eso es algo que marque a los escritores jóvenes, pero hay algo que nos hermana, escribir un proyecto de ficción. Veo que este riesgo de armar un mundo en palabras que se relacione con la realidad y con el contexto histórico, pero proponiendo algo diferente”, considera Lavín.
La periodista destaca un tema muy claro y digno de reflexionar alrededor de él, la violencia contemporánea y el mundo tan inhóspito en el que vivimos, porque “provoca posturas diferentes frente al acto de escribir y eso es algo que marca a las generaciones que han crecido y salido de este propio mundo de la violencia, de los desaparecidos, de lo incierto”.
Historias entrañables
Cada uno de los 20 episodios guarda sorpresas aleccionadoras y muy enriquecedoras. Son visiones distintas del mundo mostradas por los protagonistas.
“Recuerdo mucho la conversación con Vicente Alfonso, alrededor de su novela Huesos de San Lorenzo, su madre era abogada y estudiaba casos y él leía expedientes como para escribir una historia muy interesante, en Parras, Coahuila, alrededor de un asesinato. Me pareció un diálogo con lo literario y lo contemporáneo absolutamente interesante”, cuenta Lavín.
También comenta el episodio de Claudina Domingo, una muy joven poeta que hace un libro de cuentos extraordinarios que resulta finalista del Premio García Márquez, y que aborda el tema de las mujeres jóvenes escritoras, la preocupación por la maternidad, ser mujer, los hijos desaparecidos y la violencia.
“Siento que las generaciones precedentes, incluida la mía, tratábamos de ser quizá como lo era nuestra época, más adrógina, no claramente mujeres que hablan de un tema sobre las mujeres”, comparte.
Armando Alanís, durante uno de los episodios, cuenta todo su proyecto de Acción Poética, de llevar la poesía a los muros en diferentes ciudades del mundo. Para Lavín, eso es un acto de democratización y aterrizaje de la poesía en lo cotidiano, con lo urbano.
Otra conversación que destaca, fue la que sostuvo con Edmeé Pardo, ella escribe cuentos para niños que tengan problemas de salud graves y sabe cómo hacer de la narrativa un ejercicio de acompañamiento y de claridad para los propios padres y la sociedad. Su libro, El brassier de mamá, ha vendido más de 400 mil ejemplares, narra la historia de una niña que ve a su mamá con cáncer de seno.
“Fue muy interesante el abordaje de tabús a través de lo que hace Monique Zepeda, porque, incluso, lleva el tema de la trata de mujeres para que se pueda conversar con los niños”. Creo que la conversación de temas varios con una aspiración literaria a la universalidad y a la trascendencia, es parte de lo que hay en el espíritu de todos los programas”, asegura Lavín.
“No me atrevería a decir que es un retrato completo ni exhaustivo, pero tengo mucha sed de que siga esta posibilidad de dialogar. Siento que es como si el agua estuviera hirviendo y tuvieras la posibilidad de tomar con un cucharón ese hervor y poder captar lo que esté dentro del burbujeo”, señala Lavín.