Reseña para non-beliebers

Siempre pensé que el primer artista que repetiría en un #Popcast sería uno de mis favoritos, pero los criterios editoriales demandan otra cosa. Dicho lo anterior, esto es la reseña de “Believe”, el nuevo disco de Justin Bieber.

Esteban Castro Esteban Castro Publicado el
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Siempre pensé que el primer artista que repetiría en un #Popcast sería uno de mis favoritos, pero los criterios editoriales demandan otra cosa. Dicho lo anterior, esto es la reseña de “Believe”, el nuevo disco de Justin Bieber.

Tras una semana de haber convivido con el disco de la primera superestrella de YouTube, creo que es momento de dar un veredicto sobre el álbum para personas que no son “beliebers” y cuyas vidas no dependen de los tweets del canadiense.

El disco definido en una palabra es: pegajoso.

No hay una sola canción que no esté anclada en un “earworm” memorable que la haga un posible sencillo, incluso en el caso del track más flojo: la mesiánica balada que da título al disco.

El responsable de esto no es Bieber, sino el conglomerado de productores que hicieron posible el sonido del disco, un dream team detrás de las consolas. Ellos hacen que el canadiense pueda ir sin problemas de baladas a canciones basadas en dubstep o de samples de Michael Jackson, a colaboraciones con Nicki Minaj.

Las mejores canciones están a cargo de superproductores. “Right Here” es un dueto de Bieber con Drake que recrea un sonido old school de Hip-Hop producido por Hit-Boy, quien creó junto a Kanye West el éxito “Niggas in Paris”.

“Thought of you” tiene el sello de trotamundos de Diplo. Cantos tribales e intensos tambores sacados de un club en Jamaica que harían que incluso M.I.A. bailara este track de Bieber.

Si las canciones no vinieran con el tonto estigma de que son de Bieber, ergo “música para niñas”, seguro el disco estaría en repeat en un sector más amplio de los escuchas. 

Justin logra crecer un poco, acomodando su voz con la tendencia predominante en la música: el EDM. “Believe” es un paso adelante, pero definitivamente aún está lejos de ser un “FutureSex/LoveSounds”.

Mientras el otro Justin sigue persiguiendo el sueño actoral en Hollywood, hay un gran hueco en la música: el trono de la estrella pop masculina está vacío y si Timberlake no decide grabar otro disco, irremediablemente será Bieber quien lo ocupe.  Nos guste o no.

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