Reseña: Guasón, una película que Marvel nunca podrá igualar

En días pasados el director Todd Phillips declaró que no se podía alcanzar al imperio de Marvel, por lo que trató de hacer algo diferente e inigualable
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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Esta reseña de Guasón (Joker, 2019) no contiene spoilers ni detalles importantes acerca de la trama.

Romantizar a los enfermos mentales en el cine hollywoodense, con personajes como Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) y Sam (Jessie Nelson, 2001), nunca había estado tan lejos de la realidad distorsionada y depresiva que ellos viven, en medio de una sociedad egoísta que lucha por sus derechos pero que, al mismo tiempo, relega a los trastornados por alguna patología mental.

En Guasón, el director Todd Phillips (Trilogía ¿Qué pasó ayer?) ofrece su interpretación sobre el villano más perverso y emblemático de los cómics con una historia que toma los elementos clásicos del personaje y los transforma en un reflejo psicosomático de la sociedad de las recientes generaciones.

LO BUENO, LO INTEGRAL DEL ARTE

La canción ‘Thats life’ de Frank Sinatra está presente durante las partes íntimas, que se filman cámara en mano, del Guasón. Y es el leitmotiv (motivo conductor) del largometraje debido a su mensaje del nacimiento de un hombre que ha sido un don nadie y de repente se convierte en un símbolo.

La historia de Arthur Fleck, un enfermo con risa patológica quien, como en la realidad, es discriminado con la indiferencia se retrata a partir de una base de colores fríos, predominantemente escalas de azul, en la fotografía. Y se aleja totalmente de discursos políticos sobre lucha de clases que pudieran percibirse a simple vista.

Así, Todd Phillips nos hace sentir culpables de nuestra apatía hacia las personas con alguna afección mental y desde el inicio de la cinta visualiza una metáfora de la saturación de la basura en Ciudad Gótica con la podredumbre de hipocresía que existe en la modernidad.

Las escenas de desprecio hacia Arthur exhiben sin censura lo anterior. Es como si pateáramos en la espalda y el estómago a los enfermos mentales con nuestra ignorancia, pero, sobretodo, con nuestros prejuicios.

No sería raro tampoco pensar que la lástima que pudiera provocarnos Arthur Fleck, como la que causó en su momento Forrest Gump o la película Yo soy Sam, es una señal de nuestra naturaleza prejuiciosa.

Este maltrato excesivo y abusivo es la razón del nacimiento del Guasón en Arthur Fleck. Si Batman nacía de la necesidad de justicia en medio de una ciudad corrupta, Guasón surge del hartazgo de una vida desgraciada y sin felicidad.

Lee:El Guasón y la risa patológica: cuando reírse no es sano

Por eso, en esta película, los héroes son villanos y los villanos son héroes. No existe dramatismo sino crudeza visual y emocional. No hay epicidad ni sacrificios cursis, sino violencia como producto del rechazo de un sistema en el que todos los individuos buscan la aprobación unos de otros.

Este argumento no solamente está bien tratado en el fondo sino desde la forma, en la que las referencias a las versiones previas del Guasón aparecen en forma de guiños como planos y diálogos.

No obstante, no se limita a recordar las interpretaciones de Heath Ledger o Jack Nicholson sino que el personaje del Guasón por momentos se parece a Travis Bickle, de Taxi Driver, o a Freddie Quell, aquel hombre violento y obsesivo de The Master.

Cabe destacar que la cinta se inspira, en buena parte, en el origen del Guasón plasmado por el escritor Alan Moore en su obra La broma asesina. Ahí, el payaso comediante pierde la cordura después de una serie de desgracias que lo llevan a concluir que un mal día puede volver loco a cualquiera.

Por su parte, la actuación, que incluye la tenebrosa risa, de Joaquin Phoenix consigue incomodarnos con este gesto que patológicamente le afecta al personaje y lo vuelve humillante.

Finalmente, con Guasón se marca una brecha en la que hay antes y un después respecto a las obras realizadas para el villano, quien seguramente tendrá más reinterpretaciones y exploraciones a su psique.

LO MALO, NADA

RECOMENDACIÓN: 5 ESTRELLAS DE 5 (Excelente)

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