Muertos de hambre

Cuando piensas en renos, pocas veces te imaginas al animal de la vida real, pues en tu mente se forma la imagen del mítico personaje navideño.

Pero mientras Rodolfo el Reno es un ícono de estas fechas, el Rangifer tarandus –la especie de reno que habita en el Polo Norte– es una víctima más del cambio climático.

Y es que los renos cada vez son más pequeños y la temperatura ha provocado escasez de las plantas de las que ellos se alimentan.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Cuando piensas en renos, pocas veces te imaginas al animal de la vida real, pues en tu mente se forma la imagen del mítico personaje navideño.

Pero mientras Rodolfo el Reno es un ícono de estas fechas, el Rangifer tarandus –la especie de reno que habita en el Polo Norte– es una víctima más del cambio climático.

Y es que los renos cada vez son más pequeños y la temperatura ha provocado escasez de las plantas de las que ellos se alimentan.

“Los veranos cálidos son muy buenos para los renos, pero los inviernos se están volviendo muy difíciles para esta especie”, dice a The Guardian el ecologista Steve Albon, quien forma parte del James Hutton Institute.

“Hasta ahora, tenemos renos cada vez más pequeños”.

De hecho, los renos son 7 kilogramos más ligeros que antes, señala un estudio llevado a cabo por Albon.

Por su parte, The Christian Science Monitor indica que en la última década murieron por hambre alrededor de 80 mil renos por causas relacionadas a los inviernos cálidos, en el periodo que comprende de 2006 a 2013.

Eva Fuglei, una investigadora del Norwegian Polar Institute and the Fram Centre, menciona que los renos más débiles están muriendo, junto con los más ancianos.

En 2010, cuando los renos llegaban a la edad adulta tenían un peso de 48 kilogramos, comparado con los 55 kilogramos que pesaban los que nacieron en 1994.

Los científicos que formaron parte del equipo de la investigación a cargo de Steve Albon indicaron que las temperaturas de la superficie en el Ártico son 2.8 grados más altas que el año pasado.

A causa del calentamiento global, el hielo en el Polo Norte impide que el reno llegue a los líquenes, la planta que comprende gran parte de su dieta durante el invierno.

De hecho, el peso de los renos es 12 por ciento menor y aunque no parece mucho, se debe tomar en cuenta que “la importancia del peso corporal para la reproducción y supervivencia de la especie es potencialmente enorme”, explica Steve Albon.

Y enfatiza que “el hambre del reno puede provocar un aborto o que a la hora del parto la cría nazca con un peso muy inferior a la normal”.

 

 

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