Hoy por la noche la atención de todo el mundo estará puesta en lo que diga el exciclista Lance Armstrong frente a Oprah Winfrey, quizá la mujer más influyente en la historia de la televisión.
El escándalo deportivo más importante en la actualidad podrá por fin esclarecerse con las confesiones que haga Armstrong, televisadas a millones de hogares en Estados Unidos y el mundo.
El magnetismo de Oprah para provocar la apertura y sinceridad de sus invitados ya forma parte de la cultura pop. Por ahí han desfilado docenas de celebridades para abrir su vida personal como nunca antes lo habían hecho con la prensa.
Cómo olvidar la entrevista exclusiva que le hizo a Michael Jackson en 1993, uno de los eventos televisivos más vistos en la historia. La superestrella pop tenía 14 años de no dar entrevistas, estaba en medio de un escándalo relacionado al abuso de un menor en plena gira mundial (ese año se presentó en la Ciudad de México).
Se estima que la entrevista fue vista por más de 90 millones de personas en todo el mundo, convirtiéndola, efectivamente, en la más vista de la historia de la televisión.
O más recientemente, en 2005 logró que Tom Cruise perdiera el control pero no por nada relacionado a la Cienciología (todavía no se detonaba ese escándalo), sino por el amor que confesó tenerle a la que entonces era su pareja, la actriz Katie Holmes.
Cruise hizo de todo ante las cámaras de Oprah: se tiró al sillón, brincó y gritó el amor que sentía en ese momento, imágenes que alimentaron la burla en programas de comedia por meses.
Hoy Oprah tiene de nueva cuenta al mundo a la espera de ver otra de sus entrevistas exclusivas, una que no solo el mundo del los deportes espera con ansia.