Regina Orozco entrega sus pedazos del corazón
La cantante mexicana se une a Omara Portuondo para ofrecer dos conciertos, uno en el Palacio de Bellas Artes y otro en el Centro Cultural Los Pinos; la soprano participa en el programa Cultura Comunitaria, porque asegura que con éste se puede combatir la violencia
José Pablo EspíndolaEn Cuba, en el Hotel Nacional, unidas por la letra de “Solamente una vez”, de Agustín Lara, Regina Orozco y Omara Portuondo decidieron grabar un disco de boleros. El camino no fue fácil, ya que el desamor parecía que acabaría con el sueño.
El primer proyecto que se hicieron no se comercializó, porque con quien lo habían hecho era la expareja de Regina. “Usted no llore por ningún hombre, hagamos otro”, le dijo Omara, y terminaron realizando un disco doble.
“Omara es una estrella del mundo, no sólo de habla hispana. Algo me pasa cada vez que estoy con ella, empiezo a perder el piso, la dimensión, toda la piel se me pone chinita. Cuando empezamos a ensayar de repente me pierdo, de verdad, cuál pinche mota. Es algo más allá que cualquier estupefaciente, es una cosa del amor puro en la música y me empiezo a ir, agárrenme y empezamos a jugar, a puro placer, placer espiritual”, asegura Orozco, en entrevista con Reporte Índigo.
De “La novia del feeling”, Regina admira el juego que tiene con la interpretación, cómo hace del tiempo musical lo que se le pega la gana. Cada ensayo son diferentes; entonces, asegura, es como estar conectada a un mundo lleno de arte musical.
Sobre el escenario las dos se divierten, se entregan al púbico, que con sus palmas las acompaña en cada una de sus interpretaciones. Regina se dirige a la cubana como “señorita” y Portuondo le contesta “profesora”, su juego es interminable.
Una noche llena de romanticismo, risas, aplausos, recuerdos y mucho talento se vivió en la edición 47 del Festival Internacional Cervantino y buscará repetirse en el escenario del Palacio de Bellas Artes el 16 de octubre, fecha en la que también saldrá el disco “Pedazos del corazón” en todas las plataformas y, finalmente, habrá otro concierto el 22 de octubre en el Centro Cultural Los Pinos.
“Lamento jarocho”, “Aventurera”, “Arráncame la vida”, “María Bonita”, “Solamente una vez”, “Sabor a mí”, “Piensa en mí” y “Dos gardenias” son algunos de los temas que le dan forma a este espectáculo.
La voz de Regina Orozco, una voz irreverente
“¡Qué padre haber sido puta de Agustín Lara!”, asegura Orozco ante el aplauso del público, porque ella es así, irreverente, directa, picara. Dice las cosas como las siente y al calor de la música.
Regina señala que si fuera un bolero sería “Ansiedad”, ese que dice “tal vez esté llorando mis pensamientos. Mis lágrimas son perlas que caen al mar y el eco adormecido de este lamento hace que esté presente en mí soñar. Ansiedad de tenerte en mis brazos”
Ante la violencia, cultura
Regina Orozco aplaude el programa Cultura Comunitaria que está fomentando Alejandra Frausto, secretaria de Cultura federal, porque busca acercar actividades artísticas a los grupos más vulnerables.
“Creo que sí puede ayudar mucho, yo participé con la actual secretaria hace seis años en estos semilleros. Como maestra de canto o como músico, voy con niños y jóvenes a lugares donde no hay ni la tele o donde lo único que llegan son los narcocorridos y su único futuro es ser halcones, lugares con mucho peligro, donde hay hambre y pobreza”, explica Orozco.
Este programa, platica la artista, es una puerta para que la cultura empiece a ser más equilibrada, que los niños sepan que la música es más que Maluma.
“Hay niños de Renacimiento, un pueblo de Guerrero donde había muchísimo narco, que el día que conocieron a Arturo Márquez, el del danzón, gritaban como fans, eso para la gente que nos dedicamos a la cultura es muy importante. Ahorita hay como 380 semilleros, pero espero que se agrande , que yo seguiré trabajando ahí”, promete la cantante.
Ante la violencia que se vive en el país, Orozco afirma que cada quien tiene que encontrar la fortaleza y reconocer que también tener miedo está bien. Para ello es necesario escucharse, sentirse y aceptarse porque lo auténtico muchas veces tiene más fuerza.
“La fortaleza es propia, hoy se acercó una señora y me dijo ‘a mí me gustaría tener sus agallas y sus huevos para poder gritarle a la gente’ y le dije ‘pero usted es una persona muy dulce, creo que con su dulzura tendría el mismo efecto, no tendría que tener esta voz grandota’. Esa es su fortaleza, ser auténticos”, dice Regina.