Después de pasar por las comisiones de Hacienda, la iniciativa de reformar la Ley del Impuesto al Valor Agregado, impulsada por el legislador Ricardo Monreal, en la que se indica que los “servicios digitales de contenido audiovisual” tengan una correcta recaudación de impuestos, también se discute otro punto que podría traer desequilibrio para los consumidores de estas plataformas de streaming.
El senador propone que haya una reforma al artículo 249 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, añadiendo que “los autorizados para prestar servicios de televisión y audio restringidos por Internet deberán garantizar que al menos el 30 por ciento de su catálogo esté conformado con producción nacional”.
Esta medida en México es ambigua, ya que el Estado forzaría a que la oferta y la demanda que exige el público sea prácticamente obligatoria para que se consuma lo hecho en el país, cuando lo que, precisamente, busca la gente es diversificar lo que ve en Netflix, Amazon Prime Video y HBO GO, entre otras plataformas que ofrecen un catálogo amplio e internacional.
Pedro Araneda, productor y director de la escuela de cine Asociación Mexicana de Cineastas Independientes (AMCI), y Geminiano Pineda, fundador de CineCANIBAL, casa de distribución de séptimo arte independiente, concuerdan en que al final del día el público es el que decide qué ver en pantalla.
“Sí les quieren imponer 30 por ciento de material nacional va a haber producto que naturalmente la gente va a querer ver y está súper bien, que de todas maneras hubiera entrado a la plataforma con la imposición o no. Habrá otros que van a estar ahí, pero habría que ver las métricas para saber si lo consumen o no”, comparte el director de la AMCI.
El fundador de CineCANIBAL opina que la parte positiva de la reforma de Ley impulsada por Monreal es que estas apps de entretenimiento audiovisual y streaming tendrán obligaciones fiscales, pero observa que lo propuesto por el legislador de pedir una cuota forzosa de producciones mexicanas está basado en que en Europa ya se habló de ese tema en materia legal, pero para nada puede equipararse con el caso mexicano.
“Argumenta la iniciativa con algo que ha sucedido en Europa, cuando la Directiva de Servicios de Comunicación Audiovisual de la Unión Europea autorizó que 30 por ciento del contenido de las plataformas fuera europeo (27 países y 24 lenguas oficiales), por lo que la diferencia en cantidad y diversidad de producciones es mucha, comparado con el contenido de un solo país como en nuestro caso”, expresa el productor.
Calidad y visibilidad en duda
Analizando el apartado de reformar el artículo 249, de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, Araneda apunta que queda de manera muy ambigua cómo es que entraría el contenido mexicano a los servicios digitales audiovisuales, mismos que podrían, incluso, ser minimizados si así lo desean las compañías de origen trasnacional.
“La Ley no es tan específica, porque no indica que 30 por ciento del producto nacional debe estar en el índice principal, el chiste es que esté en la plataforma. Habrá que ver dónde lo colocan. En sí, a nivel espectador, no creo que afecte tanto, a nivel principio de negocio y sociedad con una economía libre, pues sí va en contra de todo ello”, subraya el también director de cine.
Pineda, quien es productor de cintas mexicanas como Los insólitos peces gato (2013) y Abel (2010), considera que esta reforma excluye al contenido original que ya se encuentran produciendo las plataformas de streaming en terreno nacional, como lo es Diablo Guardián o 1994, de Amazon Prime y Netflix, respectivamente.
El productor pierde, el streaming gana
Para Pedro Araneda una realidad es cierta, estos gestores de contenido audiovisual cada día invierten menos dinero en comprar producciones, que luego ellos detonan como originales, lo que a la larga perjudica al mercado mexicano de la industria fílmica y televisiva.
“Pero lo que creo que puede suceder es que las plataformas compren o tomen el producto más económico que puedan, sin importar realmente la calidad, ya que no podrían producirlo ellos mismos”, puntualiza Pineda.