En los últimos años, los avances de la medicina y tratamientos oncológicos en el cáncer de mama no sólo han permitido un diagnóstico más temprano, sino que contribuyen a superar la enfermedad y, con ello, mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Esto está pasando con el tumor de mama HER2-positivo, que representa el 15 por ciento de todos los casos de este tipo de cáncer, el cual se caracteriza por tener una proteína HER2 que lo hace más agresivo y con mayor capacidad de generar metástasis. Incluso, existe un 50 por ciento de riesgo de fallecer, en comparación con las que no tienen esta proteína.
De acuerdo con Diana Fabiola Flores, médica oncóloga, el cáncer de mama HER2 es aquel que tiene una proteína en su superficie que se encuentra alterada, muchas más veces de lo normal estas proteínas sirven para mandar señales al interior de la célula y que ésta cumpla sus funciones biológicas, entre ellas, crecer y reproducirse.
“Cuando está alterada la proteína HER2, que normalmente se encuentra en nuestras células y se relaciona con el cáncer de mama, decimos que está sobreexpresada y amplificada. Cuando se descubrió esta proteína eran tumores que tenían gran crecimiento, llamado proliferación, y que hacen metástasis más rápido”, indica la doctora.
Ante esta realidad, desde hace aproximadamente ocho años, un grupo de investigadores, entre ellos la doctora Flores, ha realizado el ensayo clínico denominado Katherine, el cual pretende lograr una detección más temprana.
“Realizar un ensayo clínico para cualquier enfermedad requiere de mucho trabajo, esfuerzo y muchos recursos humanos, encontrar la población enfocada a este tipo cáncer de mama es difícil, porque de todos los pacientes no todos recibieron quimioterapia adyuvante, y para realizar este estudio era necesario esta característica”, platica Fabiola Flores.
El inicio de la investigación
Para el estudio, realizado en diferentes países, entre ellos Alemania, Estados Unidos y México, se sometieron mil 400 pacientes mayores de 18 años, en clínicas especializadas de varios sitios como Monterrey y Ciudad de México.
Para iniciar la primera fase de reclutamiento tardaron dos años; el tratamiento se hizo en 14 ciclos, cada uno de 21 días, es decir, alrededor de 10 meses en total.
“El camino ha sido largo en este grupo de pacientes y ha habido mucha investigación, se han importado anticuerpos dirigidos contra esta proteína que bloquean su señal y así ya no provoquen que la célula crezca, haga metástasis y corra peligro la vida de la paciente”, informa.
Trastuzumab emtansina/TDM1 es un medicamento que reduce el riesgo de recurrencia de la enfermedad o muerte hasta en un 50 por ciento. Se puede administrar como tratamiento adyuvante (después de la cirugía) en pacientes con cáncer de mama HER2 positivo que tienen enfermedad residual tras el tratamiento neoadyuvante (antes de la cirugía).
Los resultados Fase III del estudio Katherine fueron presentados en el San Antonio Breast Cancer Symposium y publicados en The New England Journal of Medicine, donde indican que el 88.3 por ciento de las pacientes tratadas con TDM-1 no tuvieron una recaída en comparación con el 77 por ciento que había recibido trastuzumab, lo que supone una mejora del 11.3 por ciento.
“Llevamos más de 30 años estudiando, y el TDM-1 se incorpora como una nueva molécula en una parte específica del tratamiento. El objetivo es diferente, por ejemplo, cuando damos quimioterapia neoadyuvante es para tener una respuesta patológica completa, que junto con los medicamentos desaparezca la lesión tumoral y con esto el paciente tenga una mayor posibilidad de estar libre de la enfermedad a largo plazo.
“Y con la quimioterapia adyuvante se busca disminuir la probabilidad de que la enfermedad regrese. En el grupo de pacientes con tratamiento antes de la cirugía y que no tienen respuesta completa sabemos que tienen más riesgo de que la enfermedad vuelva y aquí es donde el tratamiento tiene cabida”, detalla.
Por ello, la oncóloga Flores llama a que, a pesar de que existen tratamientos novedosos para hacerle frente a la enfermedad, sí es muy necesaria la detección temprana.
La situación nacional del cáncer de mama
En México el cáncer de mama representa una de las principales causas de muerte; en 2019, por cada 100 mil mujeres de 20 años o más se reportaron 35.24 casos nuevos de este padecimiento.
A nivel nacional, la tasa de mortalidad por cáncer de mama es de 17.19 defunciones por cada 100 mil mujeres de 20 años o más.
“La mayoría de los tumores miden en promedio cinco centímetros, y el 60 por ciento de pacientes que llegaban a atención médica especializada lo hicieron en una etapa avanzada. Entre más grande sea el tumor, menos probabilidad hay de que la paciente cure a largo plazo”, detalla la especialista.
Sin embargo, algo que sí destaca la oncóloga es que hoy por hoy el cáncer ya no es sinónimo de muerte, pues las posibilidades de recuperación cada vez son más altas con los tratamientos dirigidos en las clínicas especializadas.
“Tenemos altas probabilidades de curación, ayudaría mucho que las pacientes llegaran con tumores más pequeños, porque tendrían mayor oportunidad. Podemos decir que la mayoría pueden curar a largo plazo. Tenemos un análisis que el 70 por ciento de nuestras pacientes están libres de la enfermedad a más de 10 años”, expresa.
Por ahora, el tratamiento de TDM-1 ya está en proceso de autorización para agencias regulatorias como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). En México se está realizando el mismo trabajo con la Cofepris y, una vez autorizado, se podrá tratar a las pacientes con él.