Para el general Emiliano Zapata Salazar (1919-2019) el objetivo era claro, enfrentarse al gobierno opresor de Porfirio Díaz o morir alcanzando la justicia de los mexicanos que estaban siendo despojados de sus tierras, por ello, a este personaje se le asocia con la lucha campesina, la indignación y la sublevación ante el Estado.
A 100 años de su asesinato, México recuerda y levanta en aras de victoria al caudillo del sur; en especial, el nuevo gobierno, que lo ha tomado como símbolo por sus ideales.
Pero, ¿qué hace a Zapata un personaje tan fascinante para quienes lo utilizan como un estandarte de libertad? ¿Por qué sigue siendo actual la figura de este hombre nacido en Anenecuilco, Morelos? ¿Acaso no es más mito y leyenda y se ha dejado la realidad de lado?
“Creo que Zapata es muy interesante, porque es uno de los líderes revolucionarios que nunca se corrompió, nunca fue absorbido por el poder, eso lo distingue”, asegura Pablo Piccato, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Columbia.
El académico explica por qué la admiración hacía Zapata trasciende generaciones, convirtiéndolo en un nuevo ícono pop, además de que también su centenario luctuoso es un motivo para investigar más sobre la vida del caudillo.
El 8 de agosto se conmemorarán 140 años de su natalicio y el 10 de abril, 100 años de su deceso en una emboscada a mano armada.
La institucionalización del revolucionario
A pesar de la caída del revolucionario, su legado continuaría con su ejército. En ese entonces, se empezó a correr el rumor de que Zapata seguía vivo e iniciaron las leyendas que acompañarían al mito hasta la actualidad.
“Luego tenemos el movimiento de Chiapas, en el 94, que transformó un poco el mito de Zapata en este símbolo de una rebelión indígena, antiautoritaria y armada, no tanto enfocada en la cuestión de las tierras”, recuerda Piccato, al hablar del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.
Para el profesor de Historia, el hecho de que el nuevo gobierno federal decida conmemorar a lo grande el centenario luctuoso de Zapata, lo obliga también a rescatar los valores e ideas de la Revolución.
“Zapata funciona como esta forma de invocar la continuidad de la tradición revolucionaria, de decir ‘este gobierno es heredero de ese movimiento’, de alguna manera, pero que no es a través de la historia de bronce, del PRI, de toda esa tradición que se había apropiado del personaje, sino de una forma más directa y que involucra acción de la sociedad”, comenta el experto.
Momento de conocer a Zapata
¿Hay una idealización en torno al revolucionario? ¿Falta cuestionar su figura ante la historia? Con motivo de los 100 años del asesinato del caudillo del sur, Piccato cree que es el tiempo idóneo para explorar a fondo a este campesino convertido en luchador social.
“Está bien celebrar a un personaje que consideramos importante, pero parte de esa celebración, en mi opinión, debería incluir estudiarlo, aprender más de lo que hizo, publicar los trabajos que se han escrito sobre él”, expresa el estudioso, vía telefónica.
Como académico, Piccato reconoce que existe una amplia bibliografía del caudillo, por lo que sería justo hacer visible todo ese material, así, el revolucionario, incluso, podría causar más repercusión en la actualidad.
“Hay muy buenos libros de historia sobre Zapata, hay que hacerlos accesibles a los lectores, que la gente sepa más sobre él no quiere decir que Zapata pierda interés, al contrario, mientras los públicos sepan más sobre lo que hizo y el mundo en el que vivió, más interesados van a estar”, opina el historiador.
¿El nuevo Che Guevara?
Zapata, ya sea como ideología, símbolo o personaje, ha impactado más allá de las fronteras de México, porque se ha convertido en un ícono cultural, en la imagen de un amante de la libertad y ejemplo a seguir bajo distintas razones.
“¿Qué significa Zapata en una playera de un chavo en Europa o en África o en Estados Unidos? Quien sabe, igual que como pasa con la imagen de el Che Guevara, van cambiando los significados de acuerdo con la forma en que son apropiados por distintos públicos”, comenta Piccato.
La ciudadanía mexicana, considera el profesor, retoma a Zapata por lo que ocurre en un presente convulso, en un país que pedía un cambio de poder y donde obtuvo la mayoría un partido de izquierda, a 100 años de la muerte del caudillo del sur.