Implanta los recuerdos de su esposa en otras mujeres; conoce la cinta “Fragmentos de olvido”

Desde sus primeras ideas, el cineasta Rubén Villa se propuso crear una historia de ciencia ficción que indagara en las complejidades de la memoria y el sufrimiento humano. En su ópera prima, Fragmentos de olvido, explora la manipulación de los recuerdos como un medio para esconder temas más dolorosos, y así revelar la vulnerabilidad inherente a nuestra experiencia y la lucha por dar sentido a la vida.

En entrevista con Reporte Índigo, el joven cineasta comparte cómo esa idea, que originalmente surgió como un guión para un cortometraje, fue creciendo hasta convertirse en un largometraje, el cual tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Monterrey, celebrado del 25 de septiembre al 2 de octubre.

“Quería hacerlo sobre una persona con mucha oscuridad que huye de sí misma y jugar con el concepto del autoengaño. Quise explorar lo que podría significar omitir recuerdos que no deberían ser borrados, autoengañarse creyendo que eres alguien que no eres, y huir de uno mismo y de las acciones por miedo, sin enfrentar la pérdida ni la oscuridad que hay dentro de uno”, relata Rubén, quien escribió el guión junto con Victor Cornejo.

La trama gira en torno a la figura de David, un médico aferrado a su esposa, quien, al ver a su amada gravemente enferma, recurre a un invento desesperado: implantar los recuerdos de ella en otras mujeres, con la esperanza de retenerla en vida.

Villa encontró en la memoria el eje central de esta historia para explorar cómo los recuerdos pueden moldear la identidad y los temores más profundos.

“No podemos huir de la verdad. Los actos que hiciste jamás se pueden borrar, a pesar de que intentes esconderte o borrarlos”, añade. Esta reflexión se convierte en el núcleo de Fragmentos de olvido, en la que los personajes se enfrentan constantemente a sus propios demonios internos.

¿Cuál es el papel de Maria Aura en ‘Fragmentos de olvido’?

La actriz María Aura encarna a Lucía, la esposa de David. Ella describe su papel como un viaje profundo y complejo, pues el espectador descubrirá que su personaje tiene recuerdos injertados en su mente.

El proceso de implantación de memorias plantea preguntas sobre la identidad y la esencia, algo que María trabajó minuciosamente junto al director Rubén Villa y el resto del elenco. En sus conversaciones, debatían cómo, a pesar de los recuerdos implantados, quedaba algo de la esencia original de Lucía.

“Todos los temas de esta película me parecen fascinantes. Creo que es una historia muy profunda, muy poética, que nos cuestiona sobre nuestros deseos más profundos. Fue interesante sumergirme en este clavado emocional, ya que mi personaje es una mujer que no es ella misma. Su esposo, el doctor, está tan aferrado a ella que no la quiere dejar morir y por eso inventa el implante de sus memorias en otras mujeres”, señala María Aura.

Este viaje por la memoria provoca que los espectadores se cuestionen sobre las formas de amar y lo que se es capaz de hacer en pos del amor, enfrentando así el terror al sufrimiento y el poder que se tiene sobre las personas.

“La película también toca temas oscuros, como el miedo al sufrimiento. Interpretar a una mujer que ama profundamente a su marido y enfrenta una enfermedad fue doloroso, pero también un privilegio. Todo este ejercicio parte del dolor, ya sea físico o emocional, y cómo el amor nos lleva a decisiones éticas sobre hasta dónde llegar para no perder a quien amamos.

La ciencia ficción y el análisis sobre la vida

Fragmentos de olvido se convierte en un ejercicio de reflexión sobre cómo, en la vida cotidiana, a menudo se construyen recuerdos que no necesariamente corresponden a la realidad, ya sea por error o por las emociones proyectadas sobre ellos.

“Es un tema universal que podría funcionar en cualquier época, porque todos hemos sentido un amor intenso y el miedo a perder ese amor, al que le depositamos el poder absoluto de nuestra felicidad. Es tremendo, ya que desencadena, en este caso, varias tragedias. En la vida, a veces no nos damos cuenta de lo grave que es aferrarnos de esa manera a lo que consideramos amor”, piensa la actriz.

Tanto Aura como Villa profundizan en cómo este vínculo entre Lucía y David evoluciona a lo largo de la película, y cómo, a pesar de compartir los mismos recuerdos, la relación entre ambos se transforma en algo más complejo.

Para el director, esta cinta también pretende dar una reflexión sobre el egoísmo de David y que, en realidad, nunca se preocupó por lo que su esposa iba a sentir. Y en cómo, muchas veces, se termina haciendo daño a otros.

El largometraje presenta la memoria como un arma de doble filo: es la base de nuestra identidad, pero también puede ser manipulada. El personaje de David representa este dilema ético, y su incapacidad para aceptar la muerte de su esposa lo lleva a cometer actos de violencia que afectan no solo a las mujeres en quienes implanta los recuerdos, sino también a sí mismo

“Es una película que nos hace cuestionarnos sobre nuestra forma de amar y cómo el miedo a la pérdida puede llevarnos a cometer actos impensables. No es una cátedra sobre la memoria, sino una historia sobre personajes que se transforman, que cometen errores y que sufren las consecuencias de sus actos”, concluye el director.