Durante el confinamiento, la soledad fue la gran compañera de la cantautora Silvana Estrada, en ella descubrió una aliada para reencontrarse aunque, al inicio, considera, no fue nada fácil.
La forma diferente de percibir el tiempo fue una las principales reacciones que experimentó la joven compositora de Veracruz, México; incluso, la actual pandemia y la nueva forma de concebir el mundo influyeron en la forma de componer de Silvana, cuya voz resuena hoy como una bella furia sonora, intensa y envolvente.
El año pasado vivió un proceso complejo y “loco” porque había mucha presión en los artistas para crear, algo que le jugó en contra.
Silvana tuvo que asimilar su tiempo y espacio, incluso, alejarse de las redes sociales, de las vidas “abstractas pseudo felices de otras personas” para así quitarse esa presión y dejar que la creatividad fluyera a su tempo.
“Los primeros meses estaba deprimida, ¿qué mierda voy a crear si quiero estar en mi cama?, llorando todo el día; después había tanta presión que agarré un miedo a tocar la guitarra, me duró unos tres meses”.
“Conforme me empecé a sentir mejor me fui alejando de las redes, pues hay como una especie de mentira aceptada de la productividad y la felicidad. Todos sabemos que es mentira, pero jugamos a ese juego porque nos hace sentir muy bien y, a veces, mal, y no sé qué sea más adictivo”, platica.
Las emociones y sentimientos vertidos llegaron a tal magnitud que la artista creó un álbum completo, del cual aún no hay planes para grabar, por lo que espera dar noticias de esto para el siguiente año.
Por lo pronto, este tiempo le ayudó a reencontrarse con las piezas de Marchita, disco debut que realizó hace dos años, pero que no pudo promocionar debido al confinamiento. Actualmente lanzó “Te guardo”, tercer sencillo de este material discográfico. Se trata del primer tema que compuso en dos horas, y el cual es la columna vertebral de toda la producción, con él que intentó poetizar sin caer en los clichés del romance.
“La canción habla de dejar las cosas ser, el coro dice, ‘pero si un día tú me encuentras y ahora piensas diferente, te guardo un poquito de mí’, es si te quieres quedar, quédate, si no, no hay problema.
No hay un versus del amor, porque eso, a veces, está en el amor por cómo nos lo enseñan, o estamos juntos o somos enemigos”, expone.
El último año le ha servido para resignificar esta producción porque ya no se trataba de un “post break up” de una relación, sino un rompimiento en general con el amor.
Marchita lo compuso en un momento especial en su vida, donde intentó darle sentido a su tristeza, encauzarla y ver lo que realmente le hacía sentirse tan mal. Al volverlo a escuchar, confiesa, en ocasiones no entiende ciertas metáforas que en su momento tuvieron sentido, pues a la distancia ya le significan otra cosa.
“Me desenamoré mucho del amor, me decepcioné mucho del amor y Marchita fue una premonición de ese sentimiento, volvió a tener un lugar eje en el concepto del amor, canciones como ‘Tristeza’, ‘Marchita’, era como si me volviera a pegar donde más me duele, pensé que ya lo tenía superado”, comparte Silvana.
La cantante considera que esta sensación se ha expandido en general a todo el mundo, pero también se está en un momento para reconstruir el amor, uno más solidario, realizar una búsqueda de lo particular a lo universal y de entender la mejor forma de amar.
Incluso, de deconstruir ideas como el “amor romántico” que no ayudan a encontrar algo puro, real y fiel.
“El amor romántico no me interesa, ya no me sirve, quiero hacer otro, mucho más extenso, mucho más gris, azul, verde, blanco y negro”, expresa.
El eje de sus letras
Instinto y honestidad son las claves de Silvana Estrada para vivir y componer música con fuerza, sin importar que muchas de sus creaciones las haya concebido a sus 18 años de edad.
“Abrí el corazón a los 18, de repente, a los 24, dices híjole, la vergüenza de la adultez. Lo que me salva de eso, de esta vergüenza que, a veces, puede suceder cuando te abres y pasa el tiempo y ya no te identificas fue haber sido muy honesta e intentar que sea la vena principal de mi música”, comparte.
Tener dudas, escribir sin querer saberlo todo, correr riesgos con tal de seguir el instinto y ser fiel a sí misma es lo que, cavila, le ha salvado de su “hiper sensibilidad”, sobre la cual, reflexiona, por momentos no es tan bueno vivir así.
“Vivir todo tan intenso, decirlo todo desde la honestidad es lo que soy, en otra vida haré reggaetón o salsa, que yo creo, en general, toda la música tiene su profundidad, hay que dejarse sentir y yo creo que ahora mismo la música va tan rápido que es difícil ser honesto, componer tan rápido la canción y sacar un hit con corazón, que si te metes ahí es difícil ser vulnerable, creo que mi camino es otro, es más lento y más desde adentro, orgánico”, puntualiza.