No sólo en la red
Elon Musk no es el único que desea conectar el cerebro a un ordenador, Mark Zuckerberg —el CEO de Facebook— también lo intenta, pero un nuevo estudio de la Universidad de Alabama en Birmingham indica que los pensamientos también pueden ser pirateados a través de un casco que ya se encuentra disponible en el mercado, según publica MIT Technology Review.
Por lo que ahora surge la interrogante sobre si es seguro el uso de la inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés) para potenciar las habilidades del cerebro humano, como sugieren Musk y Zuckerberg.
Fabiola ZuritaElon Musk no es el único que desea conectar el cerebro a un ordenador, Mark Zuckerberg —el CEO de Facebook— también lo intenta, pero un nuevo estudio de la Universidad de Alabama en Birmingham indica que los pensamientos también pueden ser pirateados a través de un casco que ya se encuentra disponible en el mercado, según publica MIT Technology Review.
Por lo que ahora surge la interrogante sobre si es seguro el uso de la inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés) para potenciar las habilidades del cerebro humano, como sugieren Musk y Zuckerberg.
El casco, mejor conocido como Epoc, tiene la capacidad de “leer” o “adivinar” los pensamientos a través de la electroencefalografía, una técnica que permite registrar la actividad eléctrica del cerebro por medio de unos electrodos situados en la cabeza y que fue creado por la empresa Emotiv con la finalidad de llevar los videojuegos a las personas a través de sus pensamientos.
Epoc funciona interpretando los impulsos eléctricos del cerebro y los traduce a comandos entendibles por un juego de video, pero de acuerdo con Nitesh Saxena, investigador a cargo del estudio, este casco también puede ser usado para robar las contraseñas y códigos PIN si se efectúan operaciones bancarias mientras se está usando.
Del videojuego a la realidad
Saxena indicó que para comprobar sus teorías tuvo que introducir 200 caracteres secretos al casco y solicitó a varios voluntarios que lo usaran y emplearan contraseñas y códigos PIN aleatorios. De esta manera descubrió que el Epoc es capaz de establecer un vínculo entre las ondas cerebrales de las personas y lo que tecleaban en ese momento.
El resultado es que con está tecnología, la AI podría adivinar, sin problemas, un código PIN de cuatro dígitos y con ello aumentan las posibilidades de hackear los datos de cualquiera que esté conectado a una red neuronal con AI.
Y, aunque se trata de un riesgo teórico, dado que todos los programas que funcionan con el casco Epoc son creados por la empresa Emotiv, tecnológicamente se ha abierto la puerta al pirateo de los pensamientos humanos.