¿Quién defiende a los peatones?

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El reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre la situación de la seguridad vial, publicado en el 2013, reveló cifras alarmantes sobre los accidentes de tránsito en el mundo.

De acuerdo al documento, estos eventos son la primera causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años, y la octava en términos generales, y más de 1.24 millones de personas mueren atropelladas cada año.

 En marzo de este año, el Centro Nacional para la Prevención de Accidentes (CENAPRA), informó que un promedio de 16 personas diarias fueron atropelladas en México en el 2013.

Sin embargo, en el país se privilegia al automóvil por encima de medios de transporte alternativos –e incluso sobre el transporte público– y hacen falta políticas públicas que establezcan los derechos de los transeúntes más vulnerables: los peatones.

Los carriles de bicicleta y las aceras no son respetados por los usuarios de vehículos motorizados y vendedores ambulantes, las reglamentaciones locales que establecen multas si se ignoran los pasos peatonales son ignoradas, y los automovilistas suelen culpar a los ciclistas o caminantes por su supuesta imprudencia, en lugar de reconocer su fragilidad.

La cultura vial gira alrededor de los coches y para intentar darle un giro se han creado numerosos movimientos ciudadanos. Y ante el éxito, aunque lento, de los defensores de las bicicletas –que se ha traducido en programas a su favor en ciudades como el Distrito Federal–, ahora le toca el turno a los peatones.

Paso a paso

Los colectivos abundan. Destaca la “Liga Peatonal”, que el 11 de agosto presentará una “Carta Mexicana de los Derechos del Peatón”, basada en una versión europea, que el Parlamento Europeo aprobó en octubre de 1988.

De acuerdo a la página de Facebook de la iniciativa, el documento reconocerá seis derechos elementales de los peatones, establecerá estrategias de trabajo para la Liga y abordará otros temas relevantes.

La Carta Europea establece ocho derechos para los caminantes, entre los que se encuentran el derecho a disfrutar el espacio público, a vivir en lugares que no privilegien las necesidades de los vehículos y la consideración de las personas con discapacidades.

Esta también considera elementos menos obvios de la vida cotidiana de quienes son peatones, como el nivel de ruido y sustancias que emiten los vehículos, la existencia de áreas verdes y el respeto a las aceras y las calles, considerando que, si las calles son respetadas como dominio de los automóviles, las aceras deberían serlo como diseño específico para la protección de quienes van a pie.

La iniciativa “Cebras por la vida” busca la clara definición de pasos peatonales, a los que llaman cebras por su tradicional diseño rayado. Este movimiento surgió en la ciudad de Bogotá, Colombia, y llegó a México comenzando por Querétaro, donde voluntarios pintaron los cruces en colores brillantes con diseños geométricos.

Pero no todo ha ido bien para estos activistas, que el domingo 27 de julio intentaron incorporar este tipo de arte urbano en la delegación Gustavo A. Madero, en el Distrito Federal.

A pesar de contar con la autorización de la administración de la delegación, sus actividades fueron detenidas argumentando que se dañaba la infraestructura vial y que si no se señalaban esos cruces era porque nadie los había solicitado.

Sus avances fueron borrados de la calle y se les aseguró que serían pintados en los colores convencionales unos días después.

“Las #CebrasPorLaVidaMéxico fueron borradas por la delegación GAM, sin tener la seguridad aún de que los cruces pertinentes vayan a ser incluidos dentro de estas actividades”, explica el blog de Dérive LAB, promotor del movimiento. “Algo se logró: al exhibir la poca prioridad que se les ha dado a peatones en los últimos cinco años, al descubrir lo poco que vale la voz e intención de los vecinos dentro de la delegación, al reconocer la desinformación que tienen las autoridades”. 

Más allá de la caminata

Ignorar las necesidades de los peatones no solamente tiene efecto sobre ellos, sino que disuade al resto de la población de intentar usar medios de transporte distintos al automóvil.

En una sociedad que privilegia a los vehículos particulares, usar el transporte público es poco práctico, y caminar o andar en bicicleta es peligroso y hasta irresponsable. 

Pero los efectos dañinos sobre la vialidad, el medio ambiente y la calidad de vida son difíciles de negar.

De acuerdo a la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos (OICA, por sus siglas en francés), en el 2014 se produjeron más de 65 millones de vehículos en el mundo, y más de mil millones de estos estaban en uso en el mundo durante el 2012. 

En México se utilizaban 33 millones de coches ese mismo año.

El auge del automóvil se ha ligado al incremento en los niveles de obesidad, contaminación en el aire y auditiva, y ha disminuido la interacción entre distintas clases sociales. Además, el aumento en la cantidad de vehículos trae consigo complicaciones para la infraestructura de ciudades que no están preparadas para recibir una afluencia tan grande.

Y mientras los peatones sigan siendo tratados como ciudadanos de segunda clase, sin derechos ni nadie que los defienda, más y más personas se verán obligadas a recurrir a un automóvil. Y quienes no tengan acceso seguirán estando en constante peligro.