Quentin Tarantino y los pies en su filmografía; de podofilia y otras filias

En la Europa del siglo XI, el escritor Charles Perrault escribiría un cuento acerca de un príncipe que mantenía una loca obsesión por los pies
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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Cuando un hombre fue detenido en un cine de Nuevo León por tener relaciones sexuales con una muñeca inflable, las burlas y memes no fueron imprevisibles. Más que la travesura de burlar a los guardias de seguridad e infiltrar la muñeca, la curiosidad rondó en la parafilia que este hombre había exhibido.

En ese momento, el individuo alegó que, al igual que una pareja de carne y hueso, ellos, la muñeca y él, no habían encontrado sitio alguno para tener intimidad. Por lo que la sala de cine le pareció el lugar más adecuado.

Una de las notas de los periódicos locales hablaba de la agalmotofilia, una parafilia en la que la atracción sexual apetece a muñecos, maniquíes, estatuas, entre otros objetos parecidos.

Lo cierto es que varios autores han preferido apartar este tipo de filias a los fetiches que las personas guardan sobre partes del cuerpo.

Su criterio dicta que mientras las filias pretenden cosas inanimadas, el fetiche por los pies, o mejor llamado parcialismo, es la corriente de reducir el placer sexual a cierta parte del cuerpo.

Lo malo es que todo llega a perderse entre las precisiones, por lo que sea parcialismo o podofilia el resultado es el mismo. Y enfatiza la idolatría que las personas sostienen hacia los pies.

Aunque se tienen registros de que los griegos alentaban el preciosismo de los pies, son más los historiadores que escribieron sobre el valor que tenían los pies pequeños en la antigua China.

Incluso, en la Europa del siglo XI, el escritor Charles Perrault escribiría un cuento acerca de un príncipe que mantenía una loca obsesión por los pies, lo que lo convertía en un podófilo.

En Cenicienta, este príncipe buscaría desposar a la mujer que tuviera los pies más pequeños de todo el reino.

Tarantino y su filmografía

En un plano a blanco y negro, una mujer recostada dentro de un Mustang estira sus pies desnudos a través de la ventana del automóvil. Cruzados y relajados, sus pies a la intemperie disfrutan del cálido viento que los frisa por momentos.

De pronto, un hombre de gafas oscuras se acerca al Mustang y contempla los pies de la mujer cuidando de no ser descubierto. Pero no es eso lo único que satisface su podofilia. Ensaliba su índice y lo roza al ritmo del viento en la planta de los pies de la mujer.

Esta escena, en Deathproof, es la representación más evidente de la podofilia de Quentin Tarantino. Planos cerrados, contraplanos y paneos son sólo algunas de las técnicas que el cineasta ha utilizado para enfatizar esta parte del cuerpo en distintas películas.

Por ello, los constantes planos cerrados que el director estadounidense realiza a los pies demuestran su idolatría por los pies. La cual aunque no la ha confirmado, tampoco la ha negado.

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