La alfombra roja de los MTV Europe Music Awards suele estar plagada de atuendos excéntricos, pero por lo general son artistas de ese continente los que dejan a todos boquiabiertos.
Este año la atención se centró en Miley Cyrus, que optó por un diminuto vestido sin espalda con las imágenes de los fallecidos raperos Notorious B.I.G y Tupac Shakur.
Una vez dentro del “Ziggo Dome”, en Ámsterdam, se anunció que Cyrus había ganado el premio a mejor video por el clip de su controversial sencillo “Wrecking Ball”. Sin duda, su discurso fue memorable.
“No pude poner el premio en mi bolsa, pero encontré esto”, declaró mientras sacaba del accesorio un cigarro aparentemente de mariguana. Inmediatamente lo prendió, dio un respiro y agradeció una vez más a sus admiradores.
Pero ¿cómo llegó Cyrus ahí?
El primer momento en que su “crecimiento” se hizo evidente fue en junio de 2010, con el lanzamiento de su tema “I can’t be tamed”, en el que proclamó a los cuatro vientos liberarse del yugo de Hannah Montana.
Unos meses después, en diciembre de ese año, se difundió un video de la cantante fumando lo que después aclaró era salvia.
Al año siguiente reportes de la preocupación de su entonces pareja, Liam Hemsworth, por su activa vida nocturna precedieron su primer corte de pelo y el anuncio de su compromiso, que se rumoró fue un intento del actor para aplacar a su novia.
En agosto de 2012, Cyrus sorprendió con un corte “pixie” ultra corto y en color rubio platinado. Y poco menos de un año después reveló el video de su canción “We can’t stop” en el que habla abiertamente sobre su consumo de éxtasis.
En los Video Music Awards de 2013, su interpretación de dicho tema y el dueto con Robin Thicke del éxito “Blurred lines” borraron la poca memoria que quedaba de su antigua imagen.
Ahora, después de romper su compromiso, el polémico clip de “Wrecking ball” y una colaboración con Make WiLL y Wiz Khalifa, la pregunta que queda en el aire es solo una: ¿cuándo se cansará el público?
