Después de dos años de que un equipo internacional de investigadores se diera a la tarea de rastrear las aguas de los cinco grandes giros oceánicos que existen en el mundo, en los que se acumulan masas de desechos plásticos, el hallazgo fue de lo más inesperado.
“La carga global del plástico en la superficie del océano abierto se estimó en el orden de decenas de miles de toneladas, mucho menos de lo esperado”, señaló el estudio, cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Es decir que las millones de toneladas de plástico que, según estudios, conforman la distribución mundial de plástico en la superficie del océano abierto no coincidieron con la información obtenida durante la expedición.
Según The Verge, los resultados indicaron que “no podemos dar cuenta del 99 por ciento del plástico que tenemos en el océano”, dijo Carlos Duarte, oceanógrafo de la Universidad de Australia Occidental y coautor del estudio.
Y dan un indicio de que “existe el potencial de que este plástico puede entrar en la cadena alimentaria global del océano”, advirtió el experto.
“Sí, los animales se están comiendo (el plástico)”, dijo a Science el oceanógrafo Peter Davison, del Instituto Farallon para la Investigación Avanzada de Ecosistemas, en Petaluma, California.
Pero, lo que se desconoce son las consecuencias biológicas de que esto suceda, agregó.
Los contaminantes tóxicos se adhieren a las partículas del plástico, mismas que “absorben y concentran todos los contaminantes en el agua”, explicó Davison.
Y si los animales se alimentan del plástico contaminado, el veneno que entra en su organismo podría también llegar hasta especies comerciales, como el atún o el pez espada, explicó la revista científica.
Otra teoría es que los compuestos tóxicos en el pescado también “pueden disolverse de nuevo en el agua (….)”, apuntó Davison. O los animales “lo vomitan o defecan y no hay daños a largo plazo. No lo sabemos”.