En países con fuerte tradición católica o raíces basadas en ella, la representación de la Pasión de Cristo se ha convertido en una manifestación cultural que trasciende el ámbito religioso.
El evento que recuerda la crucifixión, muerte y resurrección de Cristo es para los fieles cristianos una oportunidad para reafirmar su fe, pero también es un reflejo de las tradiciones de cada uno de los lugares en donde se representa, así como de los vínculos identitarios que se tejen a nivel local para lograr este tipo de escenificaciones.
En países como México, España, Eslovenia o Filipinas esta manifestación que normalmente tiene lugar el Viernes Santo de la Semana Santa es un evento que atrae a cientos de turistas.
¿Cómo es en México?
En México, la representación de la Pasión de Cristo se realiza en distintas partes del país. Sin embargo, la más popular se celebra en Iztapalapa desde hace 180 años.
Reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de México desde 2023, el popular viacrucis en Iztapalapa se escenifica de manera ininterrumpida desde 1843 con la participación de habitantes de los distintos barrios de la alcaldía, quienes dan vida a los distintos personajes de este pasaje religioso.
La procesión se realiza en las calles y avenidas de esta demarcación, y tiene como escenario principal el Cerro de la Estrella, que cada año se convierte en el Gólgota de Jerusalén al ser el lugar donde se escenifica la crucifixión.
Esta representación, que toma elementos del teatro evangelizador del siglo XVI, tiene sus orígenes en un juramento que los vecinos de Iztapalapa hicieron al Señor de la Cuevita en 1833, época en la que la Ciudad de México fue azotada por una epidemia de cólera que ocasionó la muerte de 5% de la población.
En esa parte de la ciudad, los habitantes hicieron una peregrinación hacia un santuario que resguardaba la imagen de esa efigie funeraria para pedirle que pusiera fin a la enfermedad. A cambio, prometieron una procesión anual de agradecimiento.
Esa “manda” ha trascendido generaciones y hoy es considerada una de las tradiciones más representativas de Iztapalapa que busca su inscripción en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La tradición en España y Eslovenia
En España, país donde la Semana Mayor se convierte en un evento turístico de gran importancia, localidades en diversas regiones de ese país acogen representaciones de la Pasión de Cristo.
Una de ellas sucede en Chinchón, municipio de la Comunidad de Madrid, donde cada Sábado Santo al anochecer decenas de habitantes toman las plazas, calles y balcones para representar las distintas escenas de la Pasión.
Declarada de Interés Turístico Nacional, esta escenificación se remonta a 1963 y desde entonces reúne a vecinos y a turistas en las calles de esa localidad.
En Europa hay otros países donde esta manifestación adquiere características particulares. Es el caso de la representación de la Pasión en la ciudad de Škofja Loka, Eslovenia, que se realiza cada seis años debido a la complejidad de su puesta en escena.
Esta tradición, inscrita en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, consiste en una procesión que recorre las calles del centro histórico medieval de la ciudad, representa 20 escenas de la Pasión de Cristo y se interpreta en esloveno antiguo.
El espectáculo incluye a diversos actores y a unos 400 voluntarios de la comunidad.
De acuerdo con la UNESCO, la complejidad e importancia de esta obra teatral es tal que su estudio se ha integrado incluso en el currículo de las escuelas de la localidad.
¿Por qué se crucifican en Filipinas?
Del otro lado del mundo, en Filipinas, cada Viernes Santo surgen escenas inquietantes de personas que se autoflagelan y se crucifican para hacer penitencia, pedir una intervención divina o en agradecimiento por algún milagro.
Esta práctica reúne cada Semana Santa en todo ese país asiático a decenas de penitentes que arrastran pesadas cruces, con las manos y las rodillas ensangrentadas. El momento cumbre sucede el Viernes Santo, cuando devotos católicos se crucifican.
Un lugar donde este evento atrae a turistas y a curiosos es la localidad de San Fernando, en la región de Pampanga, al norte de Filipinas.
Esa tradición se remonta a la década de 1950 y se basa en una versión de la Pasión de Cristo escrita por un dramaturgo local.
La primera crucifixión de la que se tiene registro fue en 1962 y desde entonces se ha convertido en un llamativo y polémico evento por ser una de las representaciones más realistas de ese relato religioso.
Aunque la iglesia Católica en ese país y las autoridades locales no aprueban la práctica, cada año decenas de devotos lo siguen haciendo y atraen la mirada de todo el mundo.