¿Puede un androide amar? Descúbrelo en esta obra de teatro
"Un cuerpo devastado es" redefine el teatro al fusionar lo humano con lo tecnológico al cuestionar la esencia humana en la era de la inteligencia artificial
Karina CoronaEn el escenario de Un cuerpo devastado es, una obra teatral que desafía las convenciones al fusionar lo humano con lo tecnológico, una mujer androide experimentará el simbolismo de una ruptura amorosa. A través de fragmentos de recuerdos y relatos de amor, ella, interpretada por la actriz Paulina Elías, explora las complejidades del dolor y la reconstrucción emocional en un mundo que, en ocasiones, parece más fracturado que completo.
La trama, que profundiza en un diálogo intrincado sobre la intersección entre lo emocional y lo artificial, lleva al espectador a cuestionarse sobre el significado del ser humano en la era de la inteligencia artificial.
“Fue una experiencia desafiante, ya que el texto de Fernanda del Monte es postdramático; esto significa que durante la lectura no se identifican personajes concretos, ni hay indicaciones sobre cómo llevar a cabo la escena. Es un trabajo interpretativo que posee distintos niveles, muy poético pero al mismo tiempo conjugando una reflexión muy intelectual a nivel filosófico”, comparte el director Carlos Virgen con Reporte Índigo.
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“UN CUERPO DEVASTADO ES,”
de Fernanda del Monte sobre dramaturgia y máquinas abstractas.🔥VENTA EN CALIENTE🔥
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Dialogar con creativos, dar forma a la anécdota a través de escenografía, iluminación y dispositivos tecnológicos se convierte en un proceso de experimentación y colaboración constante.
Un cuerpo devastado es, que tiene funciones en el teatro La Capilla, se convierte en un testimonio de la búsqueda por transmitir no solo la ruptura amorosa, sino también situaciones traumáticas que llevan a la reconstrucción completa de la perspectiva ante la vida.
“¿Hasta qué punto somos humanos o máquinas en los tiempos actuales? Aquí se exploran varias anécdotas, decidí abordar la idea de la ruptura amorosa. Hay una voz que nos está contando de manera muy fragmentada la experiencia de la ruptura y, sobre todo, sus intentos por reconstruirse, reconfigurarse y encontrar una salida a esa situación traumática difícil”, narra.
Muestran las emociones humanas
El director destaca la profunda implicación de estas rupturas no solo en las relaciones amorosas, sino también en eventos traumáticos como accidentes o pérdidas.
El androide se reconstruye a partir de recuerdos, memorias y sueños, incluso permitiéndose la posibilidad de recuerdos inventados. Este proceso, llevado a la escena de manera teatral, se convierte en un reflejo de la experiencia humana universal de enfrentarse a la necesidad de reconfigurarse.
“Todos nos hemos enfrentado a situaciones similares en la vida, y aquí se presenta de una manera muy teatral. Queda claro qué es humano y qué es mecánico. Para mí, además del sentido común, está la posibilidad del error, la idea de que no somos perfectos en la ejecución de instrucciones y, además, cuando se cometen ‘errores’, tenemos la oportunidad de aprender de ellos”, narra.
En el proceso de gestación de la pieza, el director propone que la construcción del mundo no está separada del ser humano, es decir, que la experiencia influye en la percepción de este. En la obra, el personaje en reconstrucción no sólo redefine su interior, sino que moldea su visión del mundo circundante.
“Lo verdadero tiene implicaciones sobre lo que es verdadero o falso, qué es válido o no; eso es lo que planteamos en la obra. Al reconstruirse, el personaje redefine no sólo su propia realidad interna, sino también cómo percibe el mundo que la rodea. La premisa es intrigante, ya que construimos el mundo a partir de nuestra experiencia en el cuerpo, de nuestros sentidos y percepciones. La reconfiguración implica no solo un cambio interno, sino también una nueva forma de ver lo exterior”, opina.