Para cumplir con los objetivos se debe dejar de tener los tradicionales propósitos de Año Nuevo. Esto no significa que dejarás de fijarte metas y aspiraciones (o que tienes que dejar de brindar con las 12 uvas), sino que mentalizarse es clave para poder tener compromisos contigo mismo viables y acertados.
De acuerdo a Psychology Today, solamente el 8 por ciento de las personas que se hacen propósitos de Año Nuevo los cumplen.
Por ello, la experta en conducta humana y manejo de estrés, Beverly D. Flaxington, recomienda que este año cambiemos en lenguaje y el proceso que hacemos para proponernos objetivos y metas a cumplir durante 2018.
Flaxington señala que el cambio llegará por una simple y sencilla razón: no hagas –ni digas– los propósitos a futuro, sino en el presente. La vida es hoy.
“Las acciones y las decisiones requieren tanto de motivación como de compromiso (…) como primer paso, pregúntate ¿quién quiere este cambio realmente? Si soy yo, ¿por qué lo quiero? Si viene de otra persona, entonces, ¿cuál es su motivación para que yo cambie?”, dice Flaxington, “al fijarnos metas es muy importante definir el porqué desde el presente y definir las razones por las que importa realizar el cambio”.
A su vez, ayuda echarse un clavado al pasado y considerar las alternativas, de otra manera, se terminará diciendo el mismo objetivo no cumplido del año anterior.
Proponerlos y hacerlos
Esta vida es para ser positivos, soñar y echar a volar la imaginación, pero también se debe ser consciente y realista. “El tener las expectativas demasiado altas sólo puede generarnos frustración”, dijo al diario español El Mundo, la psicóloga educativa María Bustamante.
La especialista que forma parte del centro de psicología Centta de Madrid, España, añadió que una vez que tengamos claro el objetivo y/o meta, es muy importante idear planes y estrategias para lograrlo.
Y estar abierto a alternativas hará posible que la persona no se frustre o desanime si no logra alcanzar un propósito u objetivo. También podrá afrontar de mejor manera los obstáculos que conlleva.
“La felicidad se trata de una elección de actitud ante los acontecimientos que nos toca vivir y no una reacción ante los logros”, señaló Bustamante.
El clásico ejemplo del propósito de hacer ejercicio y llevar una vida sana, si al tercer día no se acudió al gimnasio –o no se realizó actividad física– o bien, se cayó en la tentación de una golosina, eso no significa un fracaso, simplemente se adaptó la agenda o al plan a seguir, a los compromisos del día a día, indicó Alicia López de Fez, psicóloga y directora del centro de psicología que lleva su nombre, ubicado en Valencia, España.
Llegarán momentos de desánimo y frustración, pero no hay que dejarse caer, sobre todo porque “la tolerancia a la frustración es la capacidad que tenemos para responder con autodominio a la diferencia que existe entre la realidad y las expectativas que nos habíamos hecho”, subrayó López de Fez.