La propagación en Estados Unidos de 2 nuevas subvariantes de ómicron, BA.4 y BA.5, generó preocupación entre expertos internacionales debido a su capacidad de transmisión.
De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicados el martes pasado, estas variantes representan el 13 por ciento de los casos nuevos de COVID-19 en Estados Unidos.
Este porcentaje, dividido entre 5.3 y 7.6 por ciento respectivamente, corresponde a los casos registrados entre el 29 de mayo y el 4 de junio.
Una semana antes, ambas subvariantes representaban entre el 7.5 y 1 por ciento de los diagnósticos y nuevos casos, sin embargo, los CDC hicieron un ajuste ante un cálculo erróneo.
La BA.4 y la BA.5 están clasificadas como variantes preocupantes por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
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Estas 2 nuevas subvariantes de ómicron se tratan de formas más contagiosas, con riesgo de presentar enfermedad grave y que amenazan la inmunidad anteriormente adquirida a través de viejas infecciones o vacunas.
Sin embargo, la mayoría de infecciones registradas siguen siendo causadas por el subtipo ómicron BA.2.12.1, aunque se cree que la BA.4 y la BA.5 podrían llegar a superarla.
Ambos tipos de subvariantes se han propagado rápidamente por todo el mundo, y en mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuyó a las nuevas subvariantes el aumento de casos en más de 50 países.
LIVE: Media briefing on #COVID19 & other global health issues with @DrTedros https://t.co/295UzmSKrA
— World Health Organization (WHO) (@WHO) June 8, 2022
En Estados Unidos, los dos subtipos se han extendido rápidamente por el sur del país, en estados como Texas, Nuevo México, Arkansas, Oklahoma y Luisiana.