Estudiar no tiene que ser aburrido. En este espacio aludimos a una licenciatura en heavy metal, lo que inspiró a miles de músicos en potencia.
Ahora, los amantes de los videojuegos pueden estar tranquilos, ya que éstos podrían formar parte del programa de educación básica y dejar de ser una mera actividad de diversión.
Un maestro de Estocolmo decidió hacer de “Minecraft”, un videojuego muy popular, un elemento obligatorio para sus estudiantes.
Las cualidades de este juego han sido discutidas por años, ya que no es como cualquier otro. En “Minecraft” –que tiene gráficos en 16 bits, con una resolución que hace a sus personajes parecer piezas armadas con bloques– la meta es construir estructuras.
En el “modo creativo”, el enfoque está en inventar, construir, explorar y colaborar, cualidades ideales para que un niño las aprenda.
Su temática no es violenta, ni siquiera cuando se opta por el “modo de supervivencia”, en el que aparecen zombies con apariencia inofensiva.
El juego, que puede ser utilizado en computadoras, smartphones o en Xbox, puede ser modificado para crear escenarios distintos, desde una réplica de antiguas ciudades mayas hasta la ciudad de París.
“(Los jóvenes) aprenden sobre planeación urbana, medio ambiente, terminar lo que comienzan e inclusive a planear el futuro”, explica Monica Ekman, profesora de la escuela sueca en la que se promueve el uso de esta plataforma.
La flexibilidad de este juego lo hace especialmente útil para los maestros, de tal manera que la compañía TeacherGaming creó MinecraftEdu, que facilita a éstos la utilización de “Minecraft” para sus clases.
Escuelas australianas se han unido a la tendencia, creando “misiones” en las que los estudiantes caminan y exploran antiguas civilizaciones.
Y en Dinamarca se usa para enseñar a los niños a hablar inglés. Mientras que en California para que aprendan sobre la gravedad. Además está el beneficio de aprender a utilizar tecnología.
“‘Minecraft’ extiende las habilidades de razonamiento espacial de los niños”, explica Eric Klopfer, el director del Programa de Educación Scheller del Instituto Tecnológico de Massachusetts, “es como una versión digital del LEGO”.