Problemas de primer mundo
Los países del primer mundo se reúnen en conferencias como la que actualmente se lleva a cabo en París, COP21, pagan los estudios e investigaciones en los que se dan a conocer las estadísticas sobre los estragos causados por el cambio climático.
Inclusive proponen alternativas para proteger a los países menos desarrollados, que suelen ser los más afectados y vulnerables ante el cambio climático.
María Alesandra Pámanes
Los países del primer mundo se reúnen en conferencias como la que actualmente se lleva a cabo en París, COP21, pagan los estudios e investigaciones en los que se dan a conocer las estadísticas sobre los estragos causados por el cambio climático.
Inclusive proponen alternativas para proteger a los países menos desarrollados, que suelen ser los más afectados y vulnerables ante el cambio climático.
Sin embargo, la solución para un problema como el cambio climático está precisamente en los países del primer mundo. Pero no porque sean los “superhéroes”, sino porque el 10 por ciento más rico de la población del mundo (ese primer mundo) emite el 50 por ciento de los gases contaminantes, según un informe publicado por la Oxfam.
Es decir que la mitad más pobre del mundo (3 mil 500 millones de personas) genera solo el 10 por ciento de las emisiones de carbono.
El informe de la Oxfam indicó que “aunque las emisiones aumentan rápidamente en los países en desarrollo, gran parte se derivan de la producción de bienes que se consumen en otros, lo que significa que las emisiones asociadas a los hábitos de consumo de los ciudadanos de esos países son mucho menores que las de sus homólogos en los desarrollados”.
Así, de la talla que son las conferencias en las que los gobernantes del mundo se reúnen para “tratar de salvar al mundo”, se deberían de emitir las estrategias básicas en las que el ser humano asume su responsabilidad en las causas del cambio climático.
Y los que viven en los países más ricos deberán poner en práctica alternativas para disminuir su contribución al cambio climático, y no solo para “rescatar” a los países menos desarrollados.
Como dice Tim Gore, experto en Política Climática y Alimentaria de Oxfam, los más ricos y los mayores contaminantes deben rendir cuentas por las emisiones que generan sin importar su origen, pues el primer mundo “es quien debe asumir mayores objetivos de reducción”.
Amenaza mortal para ellos
Durante la próxima década, cada año podrían fallecer alrededor de 175 mil niños a causa de desastres naturales provocados por el cambio climático, de acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Eso quiere decir que los niños son el grupo más vulnerable a la falta de responsabilidad de los seres humanos, y a la falta de acción para combatir el cambio climático.
En un reporte basado en un estudio de Unicef, se detalla que los fenómenos climáticos extremos que aumentan a la par de la alza de la temperatura mundial –y provocan devastadores huracanes, inundaciones, sequías y olas de calor–, causan la propagación de enfermedades que afectan principalmente a los niños, entre ellas desnutrición, diarrea agua, neumonía y paludismo.
Por ello, dicho organismo aconseja “dar prioridad en la adaptación al cambio climático a las necesidades de los más vulnerables, entre ellos los niños”.
El estudio fue dado a conocer en el marco de la conferencia climática de París (COP21), la cual se lleva a cabo desde el 30 de noviembre y culminará el 11 de diciembre.
México contaminado
Tal vez China e India son dos países cuya contaminación tiene en alerta al mundo entero. Pero hay otro lugar que vive bajo una nube de contaminación y las consecuencias que eso conlleva: México.
En el caso específico del Distrito Federal, sus más de 22 millones de habitantes viven en una ciudad de pocas áreas verdes, altos niveles e índices de contaminación del aire, suelo y agua, así como otros factores que dañan la salud y economía de sus ciudadanos. Sin contar que sus recursos naturales tienen que ser extraídos de otros lugares.
Y es que de acuerdo a Gustavo Ampugnani, quien encabeza el proyecto “Megaciudades” de la asociación sin fines de lucro Greenpeace, el congestionamiento vehicular, el ruido dentro y fuera del transporte público y el deficiente manejo de la basura impactan de manera determinante en el medio ambiente y, por ende, en la calidad de vida de la población capitalina.
“La calidad de vida está relacionada con los impactos a la salud. Si se habla de ruido, afecta directamente al sistema auditivo; si se habla de congestionamiento, de emisión de gases, pues como uno se expone cuando camina pues pueden existir dolores de cabeza o afectaciones al sistema respiratorio”, dijo.
La contaminación en la capital del país es la causante de más de 4 mil muertes al año, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y según el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), exponerse a la contaminantes y la degradación ambiental provocan el 23 por ciento de las muertes a nivel global.
¿Cómo empezar?
Se dice mucho sobre la acción que debe perpetrar el ser humano para combatir el cambio climático, y se enfatiza en la responsabilidad que tiene el mismo, sin embargo, poco se habla de cómo empezar con el cambio.
La buena noticia es que ese cambio puede comenzar con algo muy simple: los hábitos.
Si cada una de las personas que viven en este planeta cambia sus hábitos, se podrá combatir el cambio climático y sus estragos, desde el origen.
Si dejas de tirar basura en la calle, si evitas utilizar el coche los fines de semana, si inclusive optas –poco a poco– por un ritmo de vida más “verde” y sostenible, se generará una reacción en cadena a favor del cuidado del medio ambiente.
A su vez, esos cambios de hábito se traducirán en menos problemas en rubros como salud y economía, a nivel global.
Y es que no se necesita convertirse en otra persona, o enlistarse en una organización no gubernamental para fomentar el cuidado del planeta y los que lo habitan.
Acciones sencillas, grandes resultados
Cambiar no cuesta, acostumbrarse sí. Pero lo importante es dar el paso para el cuidado del planeta y las futuras generaciones.
Algunas de las acciones fueron recopiladas por el gobierno de España, junto con Greenpeace y otras ONG, entre las que destacan utilizar focos de bajo consumo o de LED, los cuales reducen en más de 70 por ciento el consumo de electricidad.
Trata de utilizar la menor cantidad de papel (acéptalo, todo se hace a través del celular y en Internet). Evita gastar papel en facturas e imprime solamente los archivos que rigurosamente necesites en formato físico.
Ahorra la mayor cantidad posible de agua, así no solamente aportarás tu granito de arena en la causa, también dejarás de ver números rojos en tu recibo. Cierra la llave cuando te cepilles los dientes y te laves el cabello, parecerá poco pero la diferencia llegará cuando todos hagan lo mismo.
Y claro, aplica la regla de las tres R: Reduce, Reutiliza y Recicla. Toma en cuenta que una persona que vive en zonas urbanas, en promedio genera alrededor de 450 kilos de basura al año.
Evita dejar los aparatos electrónicos en stand by, pues siguen consumiendo energía. Apaga las computadoras y demás dispositivos durante la noche.
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