Los calambres musculares son contracciones involuntarias y dolorosas que pueden ocurrir en cualquier momento. Se estima que hasta el 60 por ciento de la población experimenta estos episodios en algún momento de sus vidas, según datos de Mayo Clinic. Estos espasmos, a menudo impredecibles, pueden interrumpir actividades cotidianas e incluso impactar el rendimiento deportivo.
Las causas son diversas, pero según el doctor Carlos Suárez Ahedo, especialista en ortopedia y cirugía de cadera y rodilla, algunas de las más comunes incluyen la deshidratación. La falta de líquidos puede desequilibrar los electrolitos del cuerpo, lo que a su vez puede afectar la función muscular. La deshidratación inducida por el calor o el ejercicio intenso se destaca como un factor de riesgo significativo para experimentar calambres.
Toma precauciones al realizar actividad física en la ola de calor.
Con la sudoración, se pierden sales y líquidos en el cuerpo que pueden causar calambres.
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— Dr. Fernando Ramírez Cruz (@fdoramirezcruz) April 25, 2024
¿Qué causa los calambres?
- Fatiga muscular: El uso excesivo de los músculos puede provocar fatiga y, como consecuencia, calambres. Un estudio publicado en el Journal of Sports Science and Medicine encontró que los atletas que realizan ejercicio de alta intensidad tienen un mayor riesgo de sufrir calambres musculares.
- Problemas circulatorios: La mala circulación sanguínea puede afectar el suministro de oxígeno y nutrientes a los músculos, lo que puede aumentar la probabilidad de calambres.
- Ciertas condiciones médicas: Algunas condiciones médicas, como la enfermedad renal, la diabetes o la hipocalcemia, pueden aumentar el riesgo de sufrir calambres.
¿Cómo prevenir los calambres?
El doctor Suárez Ahedo brinda algunos consejos que te podrán ser útiles:
- Mantente hidratado. Beber suficiente agua es fundamental para la salud en general, y también para prevenir los calambres. Se recomienda beber entre 8 y 10 vasos de agua al día, especialmente si haces ejercicio o vives en un clima cálido.
- Estira antes y después del ejercicio. Los estiramientos ayudan a preparar los músculos para la actividad física y a prevenir la fatiga. Se recomienda realizar estiramientos de 5 a 10 minutos antes y después de hacer ejercicio.
- Consume alimentos ricos en electrolitos. Los electrolitos, como el sodio, el potasio y el magnesio, son esenciales para la función muscular. Asegúrate de incluir en tu dieta alimentos ricos en estos minerales, como frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
- Evita la sobrecarga muscular. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio, comienza de forma gradual y aumenta la intensidad y la duración de tus entrenamientos poco a poco.
- Usa ropa y calzado adecuado. La ropa y el calzado demasiado ajustados pueden restringir la circulación sanguínea y aumentar el riesgo de calambres.
- Duerme lo suficiente. El descanso es fundamental para la recuperación muscular. Asegúrate de dormir entre 7 y 8 horas cada noche.
- Consulta a un médico. Si los calambres son frecuentes o intensos, o si están asociados con otros síntomas como fiebre, fatiga o debilidad muscular, es importante consultar a un médico para descartar una posible enfermedad subyacente.