A unos días de ser reconocido con el Premio Nobel de Medicina tras sus hallazgos sobre la percepción del calor y el frío, el profesor David Julius sorprendió a la comunidad científica al estudiar qué se necesita para dejar de sentir dolor.
Y es que Julius está comprometido en la investigación sobre la importancia de todos los componentes de la “sopa inflamatoria”, la cual contribuye a alertar al cuerpo de las heridas.
David Julius, profesor y jefe del departamento de Fisiología de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), fue anunciado como el Premio Nobel por sus descubrimientos de los receptores para la temperatura y el tacto.
Este reconocimiento se le otorgó junto a su colega de Scripps Research, Ardem Patapoutian, quien colaboró en la investigación en la que se identificó la proteína TRPV1.
Dicha proteína es un miembro de los conocidos como canales TRP (receptores de potencial transitorios) responsable de detectar el calor intenso como en los pimientos picantes o chile, y posteriormente la proteína TRPM8, que hace lo mismo para el frío.
¿Por qué son importantes los canales TRP? ¿Qué nos habría pasado a los humanos si no tuviésemos estos receptores?
Es difícil de decir. Se trata de una familia de moléculas muy amplia que realizan funciones que van desde absorber el calcio para las células hasta percibir el dolor. Hay gente que tiene mutaciones en TRPV4, que es importante para el desarrollo de los huesos, y por tanto tienen defectos en el esqueleto o en el sistema nervioso. Lo que sí puedo decir es que si a alguien le faltasen todos los canales TRP, esa persona estaría muerta.
¿Y si le faltasen solo los TRPV1 y TRPM8 (los dos identificados por Julius y que perciben el calor y el frío)?
Ahí lo que puedo decir es que cuando les sacamos estos receptores a los ratones de laboratorio, no mueren. Tienen déficits, pero viven, aunque en un entorno muy controlado. Estos receptores desempeñan un papel en la detección de cambios de temperatura, así que lo que pasaría es que tendría problemas para saber cuál es la temperatura ambiente, pero no en la temperatura corporal.
¿Entonces, podemos vivir sin sentir dolor?
Hay gente con mutaciones en otros tipos de moléculas que hacen que sean incapaces de percibir ningún estímulo de dolor. Cuando son pequeños, hay que ir con mucho cuidado y vigilarles, pero si superan esa fase y aprenden cuáles son las cosas con las que deben tener cuidado aunque no sientan dolor, pueden vivir una vida bastante buena. Cuando se eliminan las moléculas que nosotros hemos estudiado, sólo se están quitando algunos componentes del dolor, así que no es un déficit dramático.