Por todos los frentes

Por trillado, alarmante, insignificante o inclusive repetitivo que suene, en México hay un problema grave que pide a gritos el apoyo de las autoridades, así como la participación y acción ciudadana: la obesidad.

Este padecimiento es un problema de salud pública, es una epidemia a nivel global y, en el caso específico de México, es un enemigo que se debe atacar por todos los frentes.

La enfermedad afecta al 73 por ciento de la población adulta en el país. Y representa un costo –junto con el sobrepeso– de más de 85 mil millones de pesos al año, de acuerdo a datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Más del 50 por ciento de la población mexicana tiene sobrepeso u obesidad y la atención de la sociedad está centrada en el siguiente capítulo de la telenovela de moda, o en el producto chatarra que debutó en el mercado.

Por ello, diversas organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles se unieron para hacer un llamado a los gobiernos y autoridades para crear el “Convenio Marco para proteger y promover la alimentación saludable y sostenible”, durante la reunión Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington, Estados Unidos. 

El convenio está auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), e insta al apoyo y cumplimiento de políticas públicas para beneficiar la salud alimentaria.

Y es que la acción debe darse a nivel nacional y global, pues en el mundo los costos por problemas de nutrición y alimentación oscilan los 4 trillones de dólares anuales.

De hecho, mil 900 millones de adultos padecían obesidad o sobrepeso en el mundo hasta 2014, de acuerdo a la OMS. Esta cifra se ha duplicado tan solo desde 1980 a la fecha.

Al ser un grave problema no solo económico y de salud, la obesidad también repercute con consecuencias a nivel educativo y social.

Más allá de malos hábitos, en México también influyen los índices de pobreza y su correlación con los problemas de alimentación. Un mexicano de bajos recursos tiende a optar por métodos menos efectivos, más caros y dañinos para bajar de peso, comparado con una persona de clase alta.

Además del convenio propuesto por las ONG, la conciencia ciudadana es clave para atacar este grave problema de origen, empezando por la infancia mexicana.

El impuesto a la comida chatarra es efectivo, pero insuficiente para disminuir la cantidad de casos de sobrepeso, obesidad o diabetes en el país. 

Sobre todo porque México encabeza la lista de los países de América Latina en ventas al menudeo de alimentos procesados con 212 kilotoneladas al año, según el informe “Alimentos y bebidas ultra procesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas”, retomado por la OPS y la OMS.

Tanto la OPS como la OMS señalaron que la comida chatarra ya sustituyó a la dieta tradicional y es un elemento determinante para disparar más casos de obesidad y sobrepeso. 

La venta de comida chatarra en México aumentó 26.7 por ciento entre el año 2000 y el 2013. Comparativamente, en Estados Unidos y Canadá la venta disminuyó 9.8 por ciento.

También diabetes 

El sobrepeso y la obesidad no son los únicos males en México. La Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés), calcula que en 2013 se registraron más de 8 millones de casos de diabetes mellitus en la República Mexicana. 

Se estima que la cifra aumente a 16.4 millones para el año 2030, lo que equivaldría al 17.6 por ciento de la población adulta mexicana.

Respecto a la diabetes, la situación en México preocupa a la IDF, dado a que el país ocupa el sexto lugar de personas con este mal, a nivel global.

Más de 382 millones de personas tienen diabetes en el mundo, y esa cantidad podría llegar a los 593 millones de individuos para el año 2035, según la IDF.

Un mal desde la niñez

Se recomienda atacar los problemas de obesidad y sobrepeso desde la niñez, y para ello se aconseja que los pequeños no se salten ninguna de las tres comidas al día, y que consuman colaciones saludables, bajos en azúcar. A su vez, que hagan ejercicio y que eviten el sedentarismo, frente a la TV y pegados a aparatos electrónicos como celulares, tablets o videojuegos.