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Pequeños inconformes

Está claro que la obsesión por la alimentación y el peso –y los riesgos que esto acarrea– inicia desde la adolescencia.

Un amplio estudio de la University College de Londres y de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical demostró que dos de cada tres adolescentes de 13 años temen subir de peso. Y una nueva investigación realizada por el Instituto Australiano de Estudios Familiares arrojó datos aún más alarmantes que merecen la atención de los padres: la insatisfacción corporal aqueja a niños de tan solo ocho años de edad.

Está claro que la obsesión por la alimentación y el peso –y los riesgos que esto acarrea– inicia desde la adolescencia.

Un amplio estudio de la University College de Londres y de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical demostró que dos de cada tres adolescentes de 13 años temen subir de peso. Y una nueva investigación realizada por el Instituto Australiano de Estudios Familiares arrojó datos aún más alarmantes que merecen la atención de los padres: la insatisfacción corporal aqueja a niños de tan solo ocho años de edad.

Para el estudio, se utilizaron datos del Estudio Longitudinal de Niños Australianos (LSAC, en inglés), que se aplicó a más de 4 mil niños –de ambos sexos– de entre ocho y nueve años. Y luego, cuando tenían 10 y 11 años.

La insatisfacción con el cuerpo fue medida a través de una dinámica con la que se obtuvieron dos datos: la percepción de la imagen corporal y la imagen corporal deseada.

Se encontró que al menos dos de cada cinco niños de entre ocho y 11 años deseaban ser más delgados que la estructura corporal promedio. 

La mayoría de los niños y niñas de entre 10 y 11 años dijo que estaba tratando de controlar su peso. Entre los menores con bajo peso, 16 y 11 por ciento de las niñas y los niños, respectivamente, deseaban ser más delgados de lo que estaban.

Y la mitad de ambos sexos quería mantener su peso.

Además, se observó que entre los menores con peso normal, 38 por ciento de las niñas y 32 por ciento de los niños ansiaban tener un cuerpo más delgado del que tenían.

Sus mamás también fueron cuestionadas, para conocer los hábitos alimenticios de sus hijos y su preocupación en torno a los mismos.

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