Ser invisible –o tratado como si lo fueras– en el trabajo tiene más consecuencias negativas que ser víctima de bullying, de acuerdo a un estudio de la Universidad de British Columbia, en Canadá.
Aunque el maltrato de un jefe arrogante o enfrentarse a un grupo de personas hostiles provoca estrés en los empleados, la investigación reveló que el impacto del ostracismo –ser ignorado o excluido del grupo– tiene un mayor impacto en la salud y el humor de sus víctimas.
En esta categoría entran situaciones como no ser invitado a reuniones sin razón aparente, que una conversación termine justo cuando te acercas a ella o estar solo a la hora de la comida.
“La variedad es infinita, pero hay un sentimiento de que no se te está dando lo que normalmente esperarías en una situación”, explicó a The Huffington Post Sandra Robinson, coautora del reporte.
En la primera etapa, Robinson y sus compañeros entrevistaron a 90 gerentes sobre su percepción del ostracismo, comparado con el bullying en su lugar de trabajo.
Los hallazgos revelaron que ser ignorado es considerado una conducta más aceptable, y que no mete en problemas a quien la comete. También se considera que no es tan dañina como el hostigamiento.
Después, encuestaron a mil 300 personas sobre sus experiencias con ambas situaciones, y se encontró que las personas que reportaron haber sido víctimas de aislamiento eran más propensas a estar insatisfechas con su trabajo, renunciar, sentirse menos comprometidos con la empresa y tener problemas de salud.
El sentimiento de no tener un papel importante en el lugar de trabajo resultó ser más dañino que sentir que se tenía un rol negativo.
Cuando los expertos compararon los resultados de las encuestas con la rotación de personal en las empresas, descubrieron una relación directa entre haber sido separado del grupo y una renuncia.
“Las personas dicen que ser ignorado e invisible en el trabajo es extremadamente doloroso”, puntualizó Robinson.
Para la experta, el ostracismo es una modalidad de acoso, y los jefes tienen el poder de disminuir su incidencia, educando a sus empleados sobre las consecuencias negativas y gravedad de la situación.
“Hay un gran esfuerzo para el bullying de las escuelas y empresas, y eso es importante, pero olvidamos que el abuso no siempre es evidente”, señaló.