La película se estrenará en cines mexicanos a partir del 4 de abril de la mano de Alfhaville Cinema. Foto: Especial

La película “El Castigo” debate sobre los retos y los desafíos de la maternidad

La cinta dirigida por el chileno Matías Bize explora la complejidad de las relaciones familiares y la crianza

En el panorama actual del cine, se observa una creciente tendencia hacia la exploración y cuestionamiento de los roles tradicionales de la mujer y la maternidad. Películas como Huesera, dirigida por Michelle Garza Cervera, desafían las convenciones establecidas al explorar la complejidad de las relaciones familiares, la identidad femenina y las expectativas sociales, especialmente en lo que respecta al papel de la mujer y la experiencia de ser madre.

Otro ejemplo es El Castigo, del director Matías Bize, que ofrece una mirada intensa y emotiva a la relación entre madre e hijo en un entorno cargado de suspenso, explorando temas sensibles con profundidad y sensibilidad. La película estrenará en salas mexicanas a partir del 4 de abril de la mano de Alfhaville Cinema.

“Esta cinta la pensamos hace más de cinco años, cuando ya había un movimiento de igualdad de feminismo muy importante, pero sentíamos que todavía faltaba ponerlo sobre la mesa. La idea surge de Coral Cruz, mi guionista, una mujer y madre exitosa. Leímos el libro Madres arrepentidas y a partir de ahí nos parecía que era un tema profundo, un tema tabú, doloroso y contradictorio”, cuenta el realizador a Reporte Índigo.

El Castigo se sumerge en las contradicciones y dilemas inherentes a la experiencia de la maternidad, explorando las tensiones entre el amor incondicional y los sacrificios personales.

A través de diálogos íntimos, la cinta revela las complejidades de una madre que lucha por encontrar su propia identidad mientras se enfrenta a las demandas de su rol.

“La película no solo aborda las dinámicas familiares y los acuerdos de pareja, sino que también plantea interrogantes sobre el papel del Estado y las leyes en relación con la maternidad”, agrega.

En medio de un aparente thriller, El Castigo sorprende al público al revelar cómo Ana y Mateo, desesperados por encontrar a su hijo Lucas, al que abandonaron en el bosque como castigo, muestran una faceta desconocida de su personalidad mientras luchan contra el tiempo y los peligros del entorno para encontrarlo antes de que anochezca.

La película no busca respuestas fáciles, sino que plantea interrogantes profundos sobre el significado del amor maternal y los sacrificios inherentes a la crianza.  Al final de la película siento que el personaje ya toma su valor y entendemos; hay frases muy potentes como: “hay una parte de mí que quiere que no aparezca” cuando estamos buscando un hijo perdido en el bosque, en el sur de Chile, con todas las amenazas que eso conlleva.

“Es contradictorio, pero también es de dónde viene eso; ella le dice a su esposo que su hijo es lo que más quiere, ‘lo que odio es ser su mamá’ y ‘he dejado de desear y eso es como dejar de existir’”, comparte.

Una crítica a la maternidad y a la sociedad

Bize también busca profundizar sobre la desigualdad de roles en la crianza y cómo esta dinámica afecta no solo a las parejas, sino también al tejido social en su conjunto.

“Es un tema que no solo atañe a la pareja a los acuerdos, sino también es un tema de Estado, es un tema de leyes. La película invita a la reflexión sobre las estructuras sociales que perpetúan desequilibrios de género y roles predefinidos. El desequilibrio en la distribución de responsabilidades es evidente. Al posponer nuestras propias necesidades y priorizar las de otros, la balanza se inclina desproporcionadamente”, señala Matías.

No se trata de señalar culpas, sino de fomentar la empatía y alcanzar acuerdos, tanto en el ámbito de las relaciones de pareja como en el de la sociedad en general.

Matías también observa el cambio en los patrones familiares a lo largo del tiempo, destacando cómo la crianza solía ser una empresa comunitaria, pero en la actualidad se ha reducido al núcleo familiar, con las madres llevando la carga más pesada en las tareas cotidianas.

Resalta la disparidad que prevalece en muchos lugares, donde las mujeres cuentan con períodos de posparto mientras que los hombres no.  Al reflexionar sobre su propia experiencia, Bize comparte cómo su perspectiva sobre la crianza y el equilibrio de roles ha evolucionado con el tiempo, especialmente desde que se convirtió en padre.

“Mi madre siempre criticaba mis películas y me hablaba de los guiones con una perspectiva técnica. Pero en esta ocasión, algo especial sucedió. Después de ver mi última película, me dijo que no había pospuesto su vida por mí, que había seguido adelante con lo que amaba hacer. Me alegra que no haya sacrificado su pasión por ser una madre idealizada las 24 horas del día. Es un tema profundo, uno que sigue enseñándome y recordándome qué papel tenemos nosotros, los hombres, en todo esto”, afirma.

Matías subraya la importancia de un diálogo abierto y la necesidad de esfuerzos continuos para alcanzar una crianza más equitativa y una sociedad más comprensiva.

“Es un tema que requiere un gran esfuerzo por parte de los hombres para comprenderlo y ponerse en el lugar de las mujeres. Sin embargo, veo cómo avanzamos y llegamos a acuerdos. A través de mi experiencia en la creación cinematográfica, he llegado a entender mejor a mi madre y a mi pareja”, abunda.

El objetivo del cine y el arte

Matías Bize comparte su perspectiva sobre cómo el cine puede actuar como un medio para “salvar a la humanidad“, transmitiendo mensajes y reflexiones que pueden inspirar a las personas a ser mejores y a cuestionar el mundo que les rodea.

El arte puede salvar a la humanidad, ya sea con un granito de arena, con una reflexión, pero para mí eso es el cine también.  Y creo que ahí tiene que ver, en el fondo, la gran misión del cine: abrirnos, reflexionar, cuestionarnos, pensarnos como sociedad.

“Siento que mis películas son más profundas a medida que voy creciendo, que tengo más vida y años. Y de alguna manera hablo de mi vida. Son películas que tienen una génesis autobiográfica, o que yo me siento muy relacionado con esa historia. No porque sienta que mi vida es particularmente interesante, sino porque para mí una película tiene que contarse desde la verdad“, concluye.

Su evolución como director

La filmografía de Matías Bize se ha caracterizado por ser una profunda reflexión sobre las relaciones de pareja. Desde su debut cinematográfico hace 20 años hasta el presente, ha explorado temas como el enamoramiento, la separación, las segundas oportunidades e incluso la pérdida de un hijo, como lo evidencian obras como La Memoria del Agua y La Vida de los Peces. Con cada proyecto, Bize ha experimentado un proceso de crecimiento y madurez tanto personal como profesional.

“Comencé sin hijos y ahora soy padre.  Cada película representa un descubrimiento, un aprendizaje técnico y un desafío personal. Mi objetivo es que los espectadores se entretengan, se emocionen y reflexionen, pero también que experimenten un crecimiento personal al salir del cine.

“Ahora me puse el reto con una historia contada en un único plano secuencia, sin música y sin cortes, concentrándome en el corazón de la historia y dejando de lado los elementos accesorios”, narra.

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