Pedro Alonso hace viaje espiritual por México: “Creo poco en el nacionalismo ideológico”
El famoso actor español, conocido por su actuación en La casa de papel, comparte en un documental su experiencia con la medicina tradicional en el país. En entrevista, habla de esta producción que llegará a Netflix
Abida VenturaCuando tenía 23 años, en un proceso de exploración personal, el actor Pedro Alonso O’choro (Vigo, 1971) recurrió a un Hanblecheyapi o búsqueda de una visión en una montaña aislada. Sólo, en ayuno durante cuatro días. Esa experiencia “durísima” lo embarcó, como un Ulises, en una travesía por un mundo espiritual que desde entonces ha sido su brújula, principalmente en momentos de pérdidas personales o tras la apabullante fama que alcanzó dando vida a Berlín, el icónico personaje de La casa de papel.
Aquel primer “retiro” lo llevó a los libros de Carlos Castaneda que, entonces, leyó como ficción. Pero hace 10 años, en una visita a México durante un rodaje, tuvo una “experiencia medicina” que abrió una puerta distinta en su búsqueda espiritual. Pronto, adoptó al país como su “segunda casa” y lo eligió como el lugar para explorar una nueva etapa de su carrera, la de director y productor audiovisual.
En enero estrenará en Netflix En la nave del encanto, documental que marca su debut como realizador y en el que busca compartir, en una visión personal, la riqueza y diversidad de la medicina tradicional en México.
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La propuesta, dice en entrevista con Reporte Índigo, es abrir una reflexión política desde su propia búsqueda: la necesidad de hallar un refugio en un mundo tan compulsivo. “Merece la pena escucharse, cuestionar el paradigma mental, merece la pena volver al bosque, volver a sentarte con tu abuelita y cocinar con fuego real unas tortitas, hemos perdido algo con esta compulsión capitalista”.
En una especie de road trip, el actor y un pequeño equipo de producción se adentran en la selva chiapaneca para participar de un temazcal y de una ceremonia de hongos, van a las profundidades de la sierra mazateca de Huautla, Oaxaca, para buscar alguna conexión espiritual con esa geografía tan popular por María Sabina; pasan por Valle de Bravo para hacer meditación y otros rituales holísticos, hasta sumergirse en una ceremonia de ayahuasca y finalmente introducirse en el desierto de San Luis Potosí en busca de peyote.
“Esto no va de drogas”, aclara el actor cuya inconfundible voz va narrando ese viaje espiritual por el país.
“No quiero ser el nuevo gurú de la modernidad”
“En ningún caso quiero ser ni el nuevo gurú de la modernidad ni ser el actor popular de este momento que, de pronto, viene a explicar la cosa más esotérica”, afirma el también escritor, quien está consciente de los riesgos que conlleva abordar un tema que puede generar desde lecturas esotéricas o apologéticas hasta colonialistas.
“He tomado mucho riesgos, siendo un blanco europeo, que viene a hablar de chamanismo a Latinoamérica, pero por alguna razón que se me escapa, sentí que tenía que hacerlo y lo que he intentado es hacerlo en primera persona, de forma muy honesta. Soy el primero en ponerse en evidencia en el documental porque me interesa más que esto sea un mensaje una botella, pero que cada uno encuentre su propio camino”.
Cuenta que, hace cuatro años, cuando comenzó a planear el documental varios de sus amigos le aconsejaron que no lo hiciera. “Me decían: ¡‘Cómo se te ocurre, te pueden cancelar! ¿por qué vas a hablar ahora de drogas?”.
Aún así decidió iniciar este proyecto íntimo. El rodaje del documental se realizó durante dos veranos, después de la pandemia. “Lo he dirigido yo y lo he producido con mi dinero, en los márgenes de México, de forma independiente. Sí, tenía miedo de decir más de lo que podía sostener, desde chico he tenido la boca muy grande, pero luego ser congruente con lo que uno articula es muy complicado, pero tenía un compromiso muy claro con el camino de riqueza que ha sido para mí el mundo de las medicinas”.
Hablar de la herida México-España
“¿Y qué dices de los cuestionamientos que podría generar el hecho de ser un europeo hablando de medicina tradicional?”, se le pregunta.
“Yo sé que es un tema muy sensible, que me meto en estos líos, pero sentí que tenía que compartirlo. Lo que sí sé es que da igual quién seas, incluso cualquiera que sea tu ideología, aunque me confronte, si entras a mi casa, voy a tratarte como una persona. Creo muy poco en el nacionalismo ideológico. Respeto el acervo cultural de cualquier persona y me da igual que sea un rey o el hombre que limpia el sitio más infame, procuro comportarme igual con todos”, dice.
Y añade: “Entiendo que hay una herida muy grande con lo que fue la llegada de los españoles, pero si yo llego a la casa de alguien, intento comportarme como en mi casa. Si me dicen: ‘mi acervo cultural es el mejor y el más cierto de todos’, desconfío. Si el documental vale para hablar de esta herida de una forma más constructiva, bien. Me interesa que las diferentes voces puedan hablar hasta el punto que reconozcamos que tú y yo somos la misma cosa”.
Y es que, para este actor que comenzó su carrera haciendo teatro callejero e industrial con la Fura Dels Baus, una de las compañías españolas más reconocidas en ese ámbito, la búsqueda espiritual o de autoconocimiento lo ha llevado por diversos caminos anteriormente. En 2020 publicó también su debut literario, Libro de Filipo (Grijalbo), una mezcla de autobiografía y novela histórica en la que imagina una regresión a una vida pasada, como un guerrero romano en los tiempos del Imperio que enfrenta una experiencia que le cambiará su forma de ver el mundo.
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“Son los dos proyectos de obra propia que he hecho estos últimos años y que era como poner esta piedrita en el templo, para dar una contraparte de lo que puede ser mi imagen más pública”.
Un camino que, dice, le ha ayudado a sobrellevar el fenómeno mediático desde su gran salto a la fama con La Casa de Papel y el el spin off de su personaje,Berlín, cuya segunda temporada iniciará rodaje en 2025.
“Un fenómeno de esa exposición pone a prueba tu conexión y, desde el primer momento, tuve muy claro que tenía que establecer una distancia, que cuando eso pasase, yo no me viese como un pollo despeluchado o como si me hubiera pasado un tsunami encima. Atendí, y procuro seguir atiendo, la manera en cómo quiero que se articulen las cosas en mi vida, me preocupo de mi espacio más íntimo y hay mucho del fenómeno que no depende de mí”, dice.
La producción
- Guión y Dirección: Pedro Alonso O’choro
- Codirección: Enrique Baró Ubach
- Montaje: Moncho Fernández
- Fotografía: Fergán Chávez Ferrer