Patricia Soriano, la artista inconforme
Patricia Soriano desafía las convenciones artísticas desde los años 80. Su exposición Cuerpo diverso animal, en el Museo Nacional de la Estampa, refleja una profunda exploración de la naturaleza humana, la relación con los animales y la crítica social
Karina CoronaEn la efervescente década de los 80, Patricia Soriano, una joven aprendiz de artista, trascendió las meras técnicas académicas para inyectar a su obra un relato visual más profundo que va más allá de la mera expresión estética.
Lejos de conformarse con un ejercicio artístico superficial, Soriano aspiraba a que cada una de sus obras se erigiera como una imagen que hablara tanto de su condición autorreferencial como de su visión del mundo, haciendo hincapié en la violencia de género como medio para expresar su inconformidad.
Patricia Soriano, fiel a sus raíces culturales mexicanas, incorpora elementos como juguetes de cartón, alebrijes y adaptaciones que rescatan la artesanía local. Sus imágenes autorreferenciales adquieren un matiz expresionista, influenciadas por maestros como Gustavo Monroy.
La selección de obra abarca carpetas, series y polípticos en diversas dimensiones, piezas que oscilan entre el dibujo y la pintura, así como creaciones específicas para esta exposición, como las intervenciones realizadas por los alumnos de Soriano en algunos muros del Munae y su barda circundante, un eco de su compromiso como docente.
El viaje artístico alcanza su cúspide en la reinterpretación de noticias rojas, donde el humor y la sátira se entrelazan con la aguda crítica social. La artista logra plasmar significados profundos en cada obra, revelando una visión única y provocativa de la realidad que la circunda.