Patchwork: Tejidos y bordados para sanar
Patchwork. La manta de curación: pieza por pieza y de país en país es una protesta pacífica contra la violencia hacia las mujeres, la niñez y la madre Tierra coordinada por la artista Marietta Bernstorf que cruzará la frontera Norte
Luz Rangel“¡Que se arme la tejedera!”, se lee sobre un lienzo bordado. Es uno de los más de 500 que fueron sostenidos por los brazos de diversas mujeres en el Zócalo de la Ciudad de México. Patchwork. La manta de curación: pieza por pieza y de país en país se presentó el domingo 26 de enero. En inglés, la palabra “patch” se traduce como parche y hace referencia a la práctica de unir retazos de tela para formar uno solo.
Marietta Bernstorf hizo la curaduría, pero no se atribuye el crédito de la obra. Al contrario, agradece una y otra vez a quienes colaboran con ella para hacerla posible. “Este no es tu proyecto ni es el mío, es un proyecto global y social”, menciona la artista.
La exposición de mantas de 70 por 70 centímetros es una protesta pacífica contra la violencia hacia las mujeres, la niñez y la madre Tierra. Al mismo tiempo es una forma de sanar las heridas que ésta causa. “Yo crecí en Estados Unidos y sé qué es tener el racismo junto a ti”, revela la promotora cultural.
Fue hace una década cuando el primer punto de cruz fue bordado en Oaxaca por la colectiva Mujeres Artistas y el Maíz (Mamaz), fundada por Bernstorff. Después se sumaron Miku Meko el Ateleier, Arte Mujer Oaxaca (Armo), el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y la escuela secundaria general Enedino Jiménez.
“Este proyecto es sólo la idea de alguien que platicó con cientos de mujeres y ellas se sumaron sin apoyo gubernamental, es orgánico. Si tú no oyes la historia de la otra nunca vamos a avanzar”, pronuncia la curadora, en uno de los conversatorios.
“No estamos pidiendo dinero, lo pensé cuando empezábamos pero no porque nos quita una posibilidad de fuerza”, precisa Bernstorf.
País por país
Hilo y aguja unen las 500 creaciones para formar una sola, que será trasladada a Tijuana en abril de 2020. Ahí, con ayuda de la Casa del Migrante será colocada sobre el muro fronterizo y cruzará “de forma ilegal” a Estados Unidos.
“De aquí nos vamos a abrazar a nuestras hermanas que están en nuestra frontera y que merecen que caminemos con ellas”, dice Cynthia Martínez Benavides, responsable de la Casa del Tiempo.
La obra colectiva Patchwork llegará al San Diego Mesa College, en California, y al Social and Public Art Resource Center (SPARC) y Self-Help Graphics & Art, de Los Ángeles. Luego acompañará a mujeres canadienses en defensa de su territorio y contra mineras y petroleras que pretenden despojarlas de sus tierras.
Mujeres de Alemania, El Salvador, España, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Guatemala, India y Puerto Rico también han participado en el tejido y bordado de piezas.
En el país, el Centro de Extensión Educativa y Cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) acogió al proyecto artístico previo a su exposición. Especialistas de la unidad Iztapalapa brindaron asesorías legales y psicológicas durante el evento.
“El tiempo es lo que compartimos todos en este planeta, pero no es inagotable, se nos está acabando para hacer algo y transmitir el mensaje de paz”, expresa Benavides.
Patchwork Pieza por pieza
Las técnicas de tejido y bordado son tan diversas como las mujeres que las plasmaron en tela.
“No todas somos religiosas, ni de una filosofía, ni feministas, pero no juzgamos a la otra, hacemos un proyecto para todas. Necesitamos las voces de todas las edades y todos los sectores”, explica la curadora Marietta Bernstorf.
Hay grabados, ilustraciones, impresiones digitales, pinturas, superposiciones de tela y collage de imágenes, 85 de las cuales fueron realizadas por menores de edad.
Entre los colores, resaltan las consignas. Por ejemplo, una dice “Ninguna hembra debe ser violada, explotada, asesinada. Hermanas, no comida” y la ilustran especies animales. Otra menciona “Somos más que piel” y aparece una mujer afroamericana.
Patchwork. La manta de curación es una forma de resignificar estas actividades que las mujeres realizaban a solas en un espacio privado y que ahora practican en público y acompañadas.
“Empezamos a crecer más el proyecto, llegaron más bordadoras, más tejedoras. Hay muchas formas simbólicas de hacerlo”, comenta María Guadalupe Huacuz, profesora de la maestría en estudios de la mujer y del doctorado en estudios feministas de la UAM unidad Xochimilco.
Bordadoras de la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Tláhuac y de Casa del Tiempo compartieron sus conocimientos en talleres. En la zona de sanación hubo limpias, cantos y masajes curativos, además del ritual de apertura realizado por Mio Rogers.
Danza y poesía fueron otras manifestaciones artísticas.