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Las redes sociales se han prestado para convertirse en un espacio clave de convivencia que favorece el desarrollo de vínculos de amistad.
Hace poco se decía que la Red perjudica las relaciones sociales, que pasamos más tiempo conectados pero desconectados y que preferimos interactuar detrás de una pantalla que cara a cara, hoy el discurso parece estar cambiando: ni estamos dejando de interactuar en el mundo real con las amistades por culpa de las redes sociales ni es atípico hacer nuevos amigos en el ciberespacio. Al menos no en el caso de los adolescentes.
De acuerdo a un reporte publicado este mes por Pew Research Center, 57 por ciento de los adolescentes de entre 13 y 17 años que fueron encuestados en Estados Unidos ha hecho una amistad en línea.
Y cerca de tres en cada 10 adolescentes reportaron tener una red de más de cinco amigos que conocieron a través de Internet. Que el lazo amistoso se haya formado en la Red no subestima su valor.
Como dijo a The New York Times Amanda Lenhart, directora de investigación del think tank estadounidense, “encontramos que el Internet realmente es una parte crítica de la manera en la que los adolescentes hacen y mantienen una amistad (…) nos ayuda a deshacer algunos supuestos de adultos—que están perdiendo el tiempo con estos dispositivos”.
Apoyo necesario
Las redes sociales son una extensión de tu vida social, expresó a Pacific Standard la profesora extracurricular de escuela primaria y co-conductora del podcast de política Radio Dispatch Molly Knefel. “Con los niños, es solo otro lugar para pasar el rato”.
“Las redes sociales ayudan a los adolescentes a sentirse más conectados con la vida diaria y los sentimientos de sus amigos, y también ofrecen a los mismos un lugar para recibir apoyo de otros en tiempos difíciles”, indica el reporte titulado “Adolescentes, tecnología y amistades”.
Se encontró que 83 por ciento de los usuarios de redes sociales reportó que estos medios los hacían sentirse más conectados con información sobre las vidas de sus amigos.
Mientras que 70 por ciento dijo sentirse mejor conectado con los sentimientos de sus amigos a través de las redes sociales. Y 68 por ciento reconoció haber recibido apoyo de otros internautas en momentos complicados de su vida mediante las plataformas.
Las cosas han cambiado. Hace ocho años, otro reporte de Pew Research titulado “Adolescentes, privacidad y redes sociales en línea” reveló que la mayoría de los adolescentes utilizaban las redes para mantenerse en contacto con personas que ya conocían, ya sea amigos a los que ven muy seguido (91 por ciento) o que rara vez ven en persona (82 por ciento).
Un arma de doble filo
A medida que hacer amistades en Internet es cada vez más “normal”, aumenta el riesgo de exponerse al bullying cibernético.
Como sucede en la vida offline, nadie te garantiza que ese nuevo compañero de clases o el nuevo amigo que hiciste en el campo de verano no sea tóxico o te quiera hacer la vida de cuadritos.
Y eso no es todo. Los conflictos entre amigos propios de la adolescencia ahora se extienden a las redes sociales.
El reporte de Pew Research reveló que 68 por ciento de los adolescentes había experimentado algún tipo de drama entre sus amigos en redes sociales.
Y 26 por ciento había tenido un conflicto con un amigo sobre algo que había sucedido en línea y hasta en mensajes de texto.
También se encontró que 53 por ciento de los adolescentes ha visto publicaciones de otros usuarios en redes sociales a los que no fueron invitados.
Mientras que a 42 por ciento de los encuestados le ha tocado ver que otro usuario publica algo sobre ellos que no pueden cambiar o controlar. El típico ejemplo: ves una foto en la que no te gusta cómo sales. Le pides de favor al que la publicó que la elimine, y no te hace caso.
Vigilados y ansiosos
Lo anterior contribuye a generar una nueva especie de ansiedad en línea.
“La presencia de una audiencia en una red no solo permite conexión, alienta conexiones de intimidad y conflicto para provocar reacciones de los demás”, escribe en Medium Alice Marwick, profesora de la Universidad Fordham, en Nueva York, e investigadora sobre redes sociales, identidad online y cultura de consumo.
“Las redes sociales crean un contexto en el que las personas se están constantemente monitoreando en contra de las expectativas de otros —un contexto que puede causar ansiedad y paranoia”.
Independientemente de que seas adolescente o adulto, la realidad es que, a medida que compartes mayor información personal en redes sociales, te prestas al conflicto. O a comentarios incómodos de ese usuario al que le resulta inevitable “meter su cuchara” en lo que sea u opinar sobre cualquier tema, tengan o no una relación sólida con el usuario.
Como señala Marwick, “(…) las capas extra de información social pueden resultar en conflictos sociales y argumentos coloquialmente referidos como ‘drama’”, que se define como un “conflicto interpersonal y de actuación que se lleva a cabo frente a una audiencia activa, comprometida, a menudo en redes sociales”.
Dicho drama surge gracias a la “vigilancia social”, que la académica define como “el proceso por el cual las tecnologías sociales como Facebook, Foursquare y Twitter permiten a los usuarios obtener información social sobre sus amigos y conocidos”.
El monitoreo de esta información digital “se vuelve normal”.
“Los humanos están constantemente explorando, constantemente receptivos a y en busca de lo que sea que puedan percibir el uno del otro (…)”, refiere la doctora en sociología Christina Nippert-Eng, directora del departamento de Ciencias Sociales del Instituto de Tecnología de Illinois, en Chicago, a quien cita Marwick.