Partería feminista, por embarazos mas seguros y protegidos

Morada Violeta es un colectivo de partería feminista que aboga por un trato digno hacia las futuras mamás, por su derecho a la salud sexual y reproductiva, así como por la opción libre e informada al momento de dar a luz
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Traer vida al mundo es un acto de responsabilidad y amor, donde se genera una conexión profunda entre quien da a luz con quien le brinda atención. Es un vínculo que surge desde la intimidad y que puede ser posible gracias a la partería; no obstante, la Asociación de Parteras Profesionales calcula que en México existen apenas 414 mujeres con título profesional para desempeñar esta labor.

Datos incluidos en el informe publicado el 5 de mayo de 2021 por el Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) indican que si se logra una cobertura universal de las intervenciones de partería para 2035 se evitaría el 67 por ciento de las muertes maternas, y el 64 por ciento de los decesos de recién nacidos.

Ante esta realidad, un grupo de parteras crearon Morada Violeta, colectivo feminista que brinda atención integral sobre derechos sexuales y reproductivos a las mujeres desde el Modelo de Partería.

“Esta casa surge de la necesidad de crear espacios así, ya que me atrevería a decir que casi no existen en el país ninguno como el nuestro. Somos un equipo de parteras que llevamos un tiempo trabajando juntas y que soñamos en conjunto crear un trabajo físico donde podamos dar atención digna y de calidad para las mujeres”, comenta la partera Kay Cisneros a Reporte Índigo.

Un parto más humanizado

Para el colectivo es imperante que las mujeres vivan sus embarazos y partos con un trato digno pues, de acuerdo con Kay, existe una “venta” y epidemia de “partos humanizados” que, en la realidad, no lo son.

“Nosotras defendemos que el parto humanizado no se trata solamente de que te hablen bien, no te griten, o no te maltraten físicamente, que en los casos de violencia obstétrica en nuestro país hemos escuchado a mujeres que las humillan, las amarran, les dan anticoncepción o esterilización forzada, eso en términos muy graves”, explica.

Por ello, en Morada Violeta se brinda una atención basada en los derechos humanos, enfocada en reconocer que las mujeres son el centro de la atención y de los procesos que practican.

“Las y los profesionales de la salud somos solamente acompañantes, pero las que siempre tienen la decisión son las mujeres, porque son sus cuerpos, sus vidas, partos y sus bebés. Vemos una epidemia de violencia obstétrica, no sólo de malos tratos, humillaciones y violencia física, sino de una pérdida de autonomía en las mujeres sobre sus propios procesos”, aclara.

En el modelo “medicalizado”, por ejemplo, quien tiene el papel jerárquico es el médico, mientras que en la partería feminista las mamás toman este rol. Kay abunda en que el objetivo de las parteras es brindarles a las futuras madres, de acuerdo con sus necesidades, información basada en evidencia física para que sean ellas las que tomen decisiones.

“Estamos propiciando un ambiente de autonomía y libre de violencia, informado”, acota.

Prejuicios y discriminación a la partería

Lejos de atesorarse, la partería es una labor en peligro de extinción, pues cada vez se practica menos, no es tan reconocida y se enfrenta a la discriminación, mientras que quienes se dedican a ella tienen problemas para desarrollarse profesionalmente.

“El tema de la discriminación con la que se aborda nuestro trabajo impide que las mujeres puedan acceder a la atención, incluso, hay a quienes, la abuelita o el primo que es médico, les dicen que no es seguro y pueden morir. Socialmente la partería no está aceptada y esta es una gran deuda histórica”.

“No es fortuito que haya disminuido, porque antes las parteras atendían a todas las mujeres, y podemos pensar que tiene que ver con el avance de la tecnología; la realidad fue una campaña organizada por el Estado y la Iglesia hace algunos siglos para deslegitimar nuestro trabajo; hubo una persecución a las parteras en comunidades que seguían atendiendo, las amenazaban con meterlas a la cárcel, y eso perpetua que nuestro trabajo no sea válido”, comparte Kay Cisneros.

Prejuicios contra hechos, así ha sido el recorrido al que Morada Violeta, igual que gran parte de las parteras de México, han tenido que enfrentarse.

En un estudio realizado por la MacArthur Foundation sobre la atención de los servicios de partería en México se reportó que 66 por ciento de las mujeres atendidas calificó el trato como excelente, en contraste con 38 por ciento de aquellas que recibieron atención por parte de servicios médicos hospitalarios.

“Mientras más mujeres se atiendan con más parteras va a mejorar la atención que reciben. Sin embargo, hay que aclarar que no sólo es atención digna, sino segura y que tiene mejores resultados para las mamás y sus bebés”, detalla.

La atención brindada por una partera no es la misma que la que otorga un gineco obstetra o un médico, pues de acuerdo con Kay, mejora la experiencia de las mujeres al hacer que haya menos intervenciones innecesarias.

“A veces pensamos que la violencia obstétrica engloba solamente los malos tratos o intervenciones innecesarias, nosotras creemos que la violencia también parte en no tomar en cuenta a las mujeres como capaces de tomar sus decisiones cuando se trata de un papel en el que nos reconocemos como iguales”, agrega.

“Posicionar la partería no sólo es opción para las ‘mujeres locas’ que están buscando salirse del sistema, sino que haya una partera para cada mujer y sean las principales profesionales de salud. Nosotras nunca vamos a atender el parto de una mujer a la que no conozcamos, porque no sólo es algo físico, es emocional”
Kay CisnerosPartera

Un ejemplo son las tasas tan altas de cesáreas y episiotomías, que es el corte que se hace en la vulva para ensanchar la abertura vaginal durante el parto, estas son intervenciones que podrían prevenirse y su uso se reduce significativamente con la partería.

“Somos profesionales que nos enfocamos en mujeres sanas con embarazos sanos, es una estrategia para asegurar su vida, sus derechos sexuales y reproductivos, de reconocernos como personas, desde la confianza, cariño, es un vínculo que nos permite atenderlas con calidad y presencia”, asegura.

Una violencia normalizada

Morada Violeta indica que cualquier procedimiento realizado es con el consentimiento de las mujeres, pues en el campo médico existen violencias de las cuales no se habla.

“No hemos puesto sobre la mesa temas como la violencia ginecológica, mujeres traumatizadas por experiencias como un papanicolau, donde las tocaron sin su consentimiento, están tan invisibilizadas que normalizamos. Hemos atendido a mujeres que salen llorando diciendo que nunca las habían tratado como nosotras, es grato, pero doloroso porque habla que en las consultas médicas no estamos siendo tratadas como deberíamos, sin respeto y con violencia”, revela Kay Cisneros.

TOMA NOTA

Morada Violeta brindan atención integral y personalizada, no sólo enfocada en la parte física, sino en aspectos como estilo de vida, nutrición y salud emocional.

  • Pruebas de enfermedad de transmisión sexual
  • Papanicolaou
  • Infecciones vaginales
  • Inicio y fin de la menstruación
  • Atención antes, durante y después del embarazo
  • Menopausia

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