Para la directora Paulina Orduño, ser mujer significa luchar por abrir surcos para que sus sobrinas y alumnas tengan mejores posibilidades laborales, sociales y afectivas. Y a pesar del patriarcado, expresa que ahora más que nunca es cuando la voz de todas ha empezado a tener eco.
Por ello, que su montaje Para siempre es mucho tiempo regrese a escena significa volver a tener un lugar seguro, además de mostrar el dolor y la violencia que pasó en una relación para que ninguna otra lo experimente. En esta ocasión, la obra llega al teatro Sergio Magaña, del 4 al 14 de mayo.
“Fue una relación muy violenta a nivel psicológico y justo en este espacio me di tiempo de estudiar por qué me seguía sintiendo emocionalmente conectada a un hombre que me había hecho tanto daño. ¿Por qué sentía que lo necesitaba y quería regresar a ese lugar?”, cuenta la también dramaturga.
“Nos declaramos libres de cualquier monstruo disfrazado de amor.”
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Paulina, junto a la compañía Mil Grullas Teatro, realizaron una investigación muy profunda sobre psicología y feminismos. De esta forma, la obra se construyó a partir de documentos, citas de otras mujeres y fragmentos autobiográficos de las ejecutantes.
Para siempre es mucho tiempo también se ha nutrido a través de los testimonios de la gente que acude a las funciones.
“Hay una parte en donde se le pide a la gente que escriban de lo que se quieren liberar y al final las actrices los leen. Me acuerdo que una persona decía ‘me quiero liberar de la violencia que ejerce mi esposo’, creo que es un impacto, porque le estamos dando un medio de expresión a mujeres que muy probablemente no tienen otro o que no lo han sabido expresar”, cuenta Magali Ramos, asistente de dirección del montaje.
Trabajar en colectivo
Ambas creadoras expresan que esta pieza se convirtió en un espacio para cuestionar el amor romántico, de comunicar los hallazgos propios y del colectivo frente a las preguntas que antes no tenían respuestas.
Incluso, un lugar de sanación junto con otras mujeres, una postura política y discursiva amorosa frente al mundo que hoy se enfrenta.
“Hay cosas muy fuertes, porque lleva un cuestionamiento brutal y a pesar de que no sigue una línea recta de narrativa, todo gira en torno a la violencia. Estamos en un momento histórico en donde se está buscando romper estas constituciones en donde sufrir es parte de, en donde el hombre tiene más virtudes de fuerza y tú, mujer, tienes que proteger”, explica Ramos.
PARA SIEMPRE ES MUCHO TIEMPO
En mi opinión:
Una obra de cajón que estaría bueno que todos conociéramos, por que #soltero o en #pareja, siempre es interesante ponerse a charlar al respecto.@TeatrosCdMexico #CDMX #escenarios pic.twitter.com/H2jqGX3VQ6
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No se trata de una pieza aleccionadora, simplemente, la compañía busca crear reflexión y conciencia sobre los mandados, prejuicios y roles sociales que se han impuesto. Lo que significa ser mujer y hombre en la actualidad y deconstruir conceptos como el amor romántico, para poder aprender, incluso, lo que significa el amor propio y el autocuidado.
“Tristemente no basta con que yo tenga todas las ganas de replantearme todo esto si veo que mi sociedad sigue callada y cerrándose, sin querer modificarse o conducirse de otra forma. Es un llamado a las personas para que, desde la comodidad de su privacidad, se cuestionen y se identifiquen con lo que se escucha, con lo que ven, con las palabras que se pueden decir”, cuenta la asistente de dirección.
Orduño y Ramos esperan que el montaje continúe su viaje y pueda tener más temporadas, pues, al menos, para ellas, ha sido una forma de hacer conciencia de la mano del teatro.
“Para nosotras es una forma para que este grito, desde uno pueda hacerlo, sea más fuerte. El teatro, más que adoctrinar es la fuerza que te deja semillitas, para que cada persona vaya floreciendo de forma distinta, pero sí hacen un cambio. Yo sí siento que esta obra para mí particularmente hizo un cambio”, concluye Magali Ramos.