La mujeres corren en contra de la velocidad del reloj biológico. Hemos escuchado eso un sinnúmero de veces a lo largo de la historia, pero, un estudio publicado recientemente en Nature, señala que los hombres mayores tienen mayor mutación genética en su esperma.
Las mutaciones genéticas, aumentan el riesgo de padecer autismo y esquizofrenia, ambos padecimientos contienen componentes altamente hereditarios, según publicó The Guardian.
Investigadores en Islandia secuenciaron los genes de 78 grupos de papás, mamás e hijos. Durante el procedimiento se encontró que el papá contribuye cuatro veces más mutaciones genéticas que la mamá.
Además, un hombre de 36 años, por ejemplo, transmite dos veces más mutaciones genéticas que uno de 20 años de edad.
De acuerdo a la voz de los expertos, esto se debe a que el esperma se multiplica frecuentemente, lo que aumenta las probabilidades de que aparezcan “errores” en cada división.
Y esto va en ascenso. En 1993, solamente un cuarto de los papás primerizos tenían entre 34 y 54 años. Tan solo 10 años después, los papás primerizos en ese grupo de edad ya representa el 40 por ciento.
Estudios y expertos adjudican la edad del padre a la relación que tiene con los riesgos de transmitir enfermedades genéticas denominadas como “raras”, así como la posibilidad de que el bebé nazca con labio leporina y/o paladar hendido y retinoblastoma (cáncer en el ojo de los niños) y más adelante, cáncer de próstata y de mama.
En Malasia, la Encuesta de Salud Mental mostró en sus resultados que las personas que tienen padres que le llevan aproximadamente 11 años a sus mamás, tienden a padecer trastornos de depresión, ansiedad y TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).
La medicina considera que al inicio de la década –o mediados– de los 30 es una edad adecuada para tener hijos y esto aplica para hombres y mujeres.
La Dra. Luisa Dillner aconseja en The Guardian que se debe tomar en cuenta que “si bien solo el dos por ciento de los hombres que fueron padres a los 25, habrán muerto antes de que su hijo tenga 18 años, esta proporción se eleva al 12 por ciento en los mayores de 45 años, lo cual es una razón más convincente para seguir adelante con la paternidad”.
Además, vale la pena destacar que la fertilidad en el hombre empieza a reducirse a partir de los 30 años de edad y peor aún, cuando el hombre pasa los 40 años, aumenta la posibilidad de que la mujer con la que concibió sufra un aborto involuntario.
A pesar de esto, es la edad en la madre la más determinante en la probabilidad de concebir, así como de sufrir un aborto involuntario, pero también es cierto que si un hombre pasa la edad de los 40 años, se reducen sus posibilidades de fecundar un óvulo.
Según Dillner, esas condiciones en el hombre no siempre son derivadas de una mutación, sino por factores en el medio ambiente o si el padre bebe alcohol y/o fuma.
Alcohol y fertilidad
De acuerdo al sitio BabyCenter, la alimentación –y nutrición– son factores que influyen directamente en el esperma. Y corroboran que si el hombre consume habitualmente alcohol, disminuyen la cantidad y la calidad del esperma.
Si el hombre –y la mujer– se alimenta sanamente, aumentan las posibilidades de concebir e incluso, de concebir un niño sano.
De hecho, estudios revelan que si el papá bebe en exceso (lo que equivaldría a dos bebidas alcohólicas por día), en el mes que antecede a la concepción, el bebé pesaría 185 gramos menos que otros niños. Y el peso al nacer determina el bienestar mental y físico del niño, hasta por el resto de su vida.
Expertos aconsejan que se erradique el consumo de alcohol o al menos que se reduzca y que se procure ingerir alimentos ricos en vitaminas C y D, ácido fólico, calcio, zinc y antioxidantes.