Cuando comenzamos a conciliar el sueño o cuando estamos por despertar, hay un momento en el que tomamos conciencia de que hemos sido privados de nuestra capacidad para mover el cuerpo a nuestro antojo.
Un episodio que suele venir acompañado de alucinaciones visuales, táctiles, auditivas o de vibraciones en el cuerpo o en las extremidades e incluso de experiencias fuera del cuerpo, que se traducen en una experiencia aterradora para quienes nos encontramos entre el sueño y la vigilia.
Eugenia Rodríguez