Nadie es inmune a la vergüenza. Para algunos, esta sensación de timidez no solo despierta el deseo silencioso de ser “tragado por la tierra”, sino les provoca un sonrojo facial que hace evidente la ansiedad que ésta le genera.
Hay en quienes el enrojecimiento facial puede llegar a aparecer de forma repentina e intensa ante el menor estímulo de una situación social que le pueda parecer vergonzosa.
Eugenia Rodríguez