Poeta, violador y allendista: 51 años sin Pablo Neruda

El célebre poeta chileno que falleció hace más de medio siglo confesó una violación en su obra "Confieso que he vivido"
Daniela Mérida Daniela Mérida Publicado el
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Hace 51 años, un 23 de septiembre, murió Pablo Neruda, considerado uno de los más ilustres literatos latinoamericanos y, sin duda, el más laureado de los poetas chilenos. Sin embargo, en contraste con su magistral obra se encuentra una turbulenta vida personal que incluye una acusación por abandonar a su hija, una confesión por violación y una muerte por envenenamiento oculta durante medio siglo.

Nacido bajo el nombre de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto en Parral, Chile, Pablo Neruda construyó una fructífera carrera como literato y político en Chile. Como diplomático, el escritor se desempeñó como senador, cónsul en ciudades como Java, Singapur, Madrid, Ciudad de México, entre otras; fue embajador en Francia y hasta precandidato a la presidencia de su país.

Como escritor, Neruda fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1971 gracias a una amplia trayectoria que incluyó obras como “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, “Cien sonetos de amor”, “Estravagario”, “España en el corazón” y “Confieso que he vivido”, esta última publicación está llena de polémica por contener la confesión de una violación cometida por el chileno. 

Confieso que he vivido” es una obra póstuma publicada en 1974, tan solo un año después del fallecimiento de Pablo Neruda. En ella, el autor hace un recorrido a través de sus memorias y relata anécdotas de todas partes del mundo.

En uno de estos pasajes, Neruda relata su encuentro con una mujer pobre de Sri Lanka que se encargaba de limpiar el excremento del chileno que en ese momento realizaba labores diplomáticas en aquel país.

“Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama”.

El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia”, narra en esta biografía.

Este par de párrafos han causado un sinfín de debates sobre qué lugar en la historia debería ocupar un violador confeso galardonado como uno de los más célebres poetas de la historia de América Latina.

Si bien existen muchos detractores del chileno que señalan que no debería separarse al artista de su obra, también hay muchas personas que insisten en que el contexto y los valores de la época no permitieron a Neruda identificar como un delito lo que estaba haciendo.

Pablo Neruda recibiendo el Premio Nobel de Literatura en 1971. Foto: Especial

Pablo Neruda y la hija que abandonó

En 1930, el poeta chileno se casó con María Antonieta Hagenaar Vogelzang, con quien cuatro años después tuvo una única hija, Malva Marina Trinidad. Malva nació con hidrocefalia, una acumulación anormal de líquido en el cerebro que deforma el cráneo. Se dice que debido a esta condición, el escritor mantuvo a la niña en el anonimato. 

Cuando Malva cumplió dos años, Pablo y María Antonieta se separaron y la niña fue abandonada por su padre. Existen cartas recogidas por varios de sus biógrafos en las que María Antonieta le pide dinero a Neruda para enfrentar la difícil salud de su hija y la crisis que derivó de la Segunda Guerra Mundial en Europa, donde ellas vivían.

La única referencia conocida que el autor hizo sobre su hija es una carta enviada a Sara Tornú, amiga del poeta.

“Mi hija, o lo que yo denomino así, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”, escribió para quien también es considerada una de sus amantes.

No obstante, el tema del abandono de los hijos sí ha sido tocado en otras de sus obras, como sucede en su célebre poema Farewell.

“Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos

un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,

del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.

Vengo de tus brazos, no sé hacia dónde voy.

Desde tu corazón me dice adiós un niño.

Y yo le digo adiós”, escribe el autor.

Malva falleció a los ocho años, en 1943, víctima de la enfermedad que padecía. Pablo Neruda, su padre, nunca la reconoció en público.

Malva Marina Trinidad Reyes, única hija de Pablo Neruda. Foto: Especial

Pablo Neruda, ¿muerte por causas naturales o asesinato?

Dentro de su vida política, Pablo Neruda fue militante del Partido Comunista de Chile. Incluso, este mismo partido lo propuso como precandidato presidencial; sin embargo, Neruda rechazó continuar la campaña y renunció a favor de Salvador Allende, quien ganó las elecciones presidenciales en 1970.

Fue durante el mandato de Allende que Pablo Neruda asumió la titularidad de la Embajada de Chile en Francia, la cual sostuvo desde 1971 hasta febrero de 1973 por problemas de salud que lo obligaron a regresar a Chile.

En septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende sufrió un golpe de estado encabezado por Augusto Pinochet. En ese mismo mes, Neruda tuvo que ser hospitalizado y falleció el 23 de septiembre, tan solo doce días después de la caída del gobierno allendista.

De acuerdo con las causas oficiales de la época, la causa de muerte fue un cáncer de próstata terminal; no obstante, el saqueo y destrucción de su casa en Santiago por agentes golpistas luego de su muerte elevaron las sospechas de un posible asesinato del escritor, quien nunca ocultó sus afectos por Salvador Allende.

Medio siglo después de su muerte, en 2023, el Gobierno chileno reabrió la investigación de la muerte del escritor luego de que en 2017 expertos de las Universidades de McMaster y Copenhague encontraron, en una de sus muelas, rastros de la toxina botulínica, utilizada como arma biológica en varios países.

Los análisis pusieron en duda las versiones oficiales de la causa de la muerte, pues se cree que el poeta pudo ser asesinado por la dictadura debido a su afinidad con el régimen derrocado, tal como sucedió con el cantautor Víctor Jara y otros simpatizantes de Salvador Allende que fueron perseguidos hasta la muerte.

Pablo Neruda y Salvador Allende. Foto: Especial
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