Otra Electra incursiona en el teatro híbrido
La obra, una mezcla de drama y comedia, contará la historia de una hija que debe cuidar a su madre tras una operación, los efectos del encierro y los viejos hábitos de convivencia
Karina CoronaOtra Electra una mezcla de drama y comedia, contará la historia de una hija que debe cuidar a su madre tras una operación.
El hogar puede ser refugio, un espacio de descanso, de reflexión, de convivencia y risas, pero muchas veces, se puede convertir en un campo de emociones encontradas, de peleas, donde salen los secretos familiares más profundos. Desde aquí, donde nos encontramos viviendo nuestro confinamiento, cada uno lidia sus propias batallas.
Este encierro atípico, y los viejos hábitos de convivencia, pueden llevar a las personas a vivir situaciones inesperadas, incluso en una relación tan cercana como es el de una madre con su hija. La pieza Otra Electra, que se podrá ver vía Zoom, invita a explorar y reflexionar en torno a estas emociones que se han vuelto, para muchos de nosotros, cotidianas.
Su directora, Rocío Carrillo, es quien nos guiará en esta travesía para llevarnos, a través de sus sueños creativos que se resisten a desaparecer en medio de la emergencia sanitaria, a uno de sus mayores retos, orquestar una pieza teatral en tiempo real, donde las actrices, cada una desde sus hogares, transmitirá en video su participación, iluminando sus propios escenarios para crear una atmósfera que nos haga sentir que compartimos el mismo espacio.
“He de confesar que yo al principio decía cómo vamos a hacer teatro de esa manera. El teatro es presencial o no es teatro. Pero uno no deja de aprender, una realidad tan crítica como la que estamos viviendo te pone frente a la situación del aprendizaje y la adaptación”, platica Rocío Carrillo para Reporte Índigo.
Hibridación del lenguaje
¿Cómo dirigir la obra y lograr coordinarse con las actrices, cada una en su casa, y hacer vivir al público esa experiencia tan única que brinda un espacio teatral? Carrillo decidió tomar el riesgo de presentarla vía Zoom, a pesar de que ya estaban en planes de llevarla a un teatro. Para ello, tuvo que elaborar un guion paralelo al texto dramático, modificar el original para asemejarlo más a uno de cine o televisión.
“Para mí, el desafío más grande era que no quería a las actrices sentadas frente a la cámara hablando, de alguna forma el hecho de que la acción ocurre en un departamento nos ayudó a poder plantear la convención de que todo está sucediendo en el mismo departamento”, comparte la directora.
Y bajo esos términos tuvo que dirigir el montaje: las protagonistas utilizan sus teléfonos celulares para transmitir su papel correspondiente; por ejemplo, Ángeles Marín utiliza su móvil en un tripié con el que se desplaza por toda su casa para interpretar a su personaje.
“Empecé a dirigir en términos de ‘haz un close up hacía tu boca, ahora pon la cámara para que esté en un plano abierto’, en una cosa muy híbrida porque, además, es algo que se creó de esa manera, en esa hibrídación del lenguaje, pero que está ocurriendo en vivo. No es una obra grabada, el público asiste a una obra que está sucediendo en ese momento”, confiesa.
El teatro es adrenalina
El teatro se nutría de la energía de la gente; en escena, actrices y actores se volvían cómplices junto a sus espectadores en un momento de catarsis, sin embargo, ante esta emergencia, el arte debe seguir y, para ello, se ha recurrido a este tipo de plataformas, con muchos beneficios, aunque también tienen complicaciones e imprevistos.
Rocío Carrillo comparte “en alguna ocasión el sistema sacó a una actriz, y el elenco continuó alargando el diálogo hasta que la actriz volvió a conectarse. El público no se enteró, pero nosotras sudamos frío. Unos segundos antes de que yo tuviera que decir, ‘discúlpenos, tuvimos problemas técnicos, tenemos que volver a empezar’, Ángeles regresó. Por supuesto, eso puede pasar, también de repente en el teatro, porque se fue la luz, se funde un foco (…) sí vivimos esta situación como de adrenalina y la verdad ha sido muy emocionante”.
Relación madre e hija en Otra Electra
Escrita hace 10 años, Otra Electra habla del confinamiento de una madre que está en reposo porque tuvo una operación de retina y la hija, después de años de separación, regresa a cuidarla.
Para Carrillo, la obra trata un tema muy fuerte porque representa una relación donde ha habido mucha distancia, la madre es incapaz de expresar su amor, no porque no exista, sino porque de alguna forma ella se endureció.
“La pieza aborda un tema que se trata poco, esta situación, aunque no es generalizada, pero que sí se llegó a dar en algunas situaciones, de estas mujeres, que sin haber estado preparadas o mentalizadas para salir de la casa y trabajar para sacar adelante a una familia ante la ausencia de la figura paterna, eligieron, por alguna razón, de alguna manera no consciente, endurecer sus emociones. Como esta idea de la masculinización que muchas mujeres tuvieron que asumir”, declara.
Arte como primera necesidad
Rocío Carrillo admite que extrañan los escenarios y que su gran anhelo es regresar a un teatro, pero también, que esta experiencia ha sido de mucha enseñanza, una oportunidad para mover los paradigmas y de abrirse a nuevas opciones en la interdisciplina.
“A pesar de toda esta situación de pandemia, claro que el teatro vía Zoom, streaming, incluso la danza y las artes en general, han sido nuestra salvación en estos momentos, las artes que suelen ser consideradas como algo de primera necesidad, pues ahorita lo está siendo, pero para el alma como algo muy necesario”.