La cirugía de reconstrucción auricular con injerto de cartílago de las costillas como materia prima es un procedimiento invasivo, pero trae consigo resultados sorprendentes.
Y es una solución para quienes tienen microtia, una malformación congénita caracterizada por la ausencia de una o dos orejas. O el oído externo no está desarrollado en su totalidad, y en su lugar solo existen pequeños lóbulos.
Es el caso de Kieran Sorkin, un niño de nueve años que nació sordo, y quien, hasta la semana pasada, antes de someterse a una cirugía de nueve horas en el Hospital Great Ormond Street de Londres, “siempre deseaba tener grandes orejas y finalmente ahora las podré tener”, dijo a The Guardian.
Y “las personas dejarán de hacerme preguntas” expresó a la BBC. “Solo quiero verme como mis amigos. También me gustaría poder usar lentes de sol y audífonos”, aunque desde antes de la operación Sorkin ya podía escuchar gracias a diversas operaciones y al uso de implantes auriculares.
La cirugía, meramente estética, “es una operación mayor pero trae una mejora significativa en la calidad de vida de los niños con microtia. Su confianza aumenta de manera exponencial y mejora su desempeño en la escuela”, señaló a The Guardian el cirujano plástico Neil Bulstrode, quien lideró la operación.
“Si se puede mejorar la confianza de una persona joven, puedes alterar toda su trayectoria en la vida”, apuntó.
Según la BBC, las orejas de la mamá de Sorkin, Louise, se utilizaron como molde para dar forma a las orejas del joven, hechas de cartílago de seis de sus costillas.
“Cuando un paciente tiene una oreja podemos moldearla en base a esa. Afortunadamente, la madre de Kieran tiene las orejas muy bonitas, así que debería funcionar bien”, explicó Bulstrode.
Neil añadió que en los próximos seis meses, Kieran Sorkin se someterá a una cirugía más, y se espera que se trate de la última, dado a que las orejas hechas de cartílago, y no son prótesis.
