Hubo una época gloriosa donde el cine y el teatro convivieron, cuando la inocencia e ingenuidad en la elaboración de los efectos especiales de Méliés eran su principal característica; éstos le mostraban al espectador el poder de la magia y de creer que se vivía una experiencia onírica donde todo era posible. Inspirados en estas posibilidades creativas, en la primera cinematografía, en el monocromatismo, el cine mudo y la musicalización en vivo, se creó en 2014 Ópera Cinema, con el fin de que la gente pudiera tener un acercamiento más apasionante y lúdico con la ópera.
Luego de hacer una pausa obligatoria, este año regresa la compañía con más funciones dentro de un formato que busca cuidar la seguridad sanitaria, tanto del público como de los cantantes. Para el creador del proyecto, Oswaldo Martín del Campo, fue indispensable no ignorar la situación y ni las problemáticas que implicaría realizar las funciones sin los cuidados debidos y así ofrecer un esquema de seguridad.
“La ópera es la actividad artística más riesgosa, ingenuamente creíamos que era como la influenza H1N1; foros y compañías decidieron dar funciones y hubo resultados muy lamentables, coros infectados al 75 por ciento, 10 por ciento de ellos fallecieron. Son actividades que están repletas de personas vulnerables, mayores de 50 años, hipertensos, de gente obesa, diabética, era el caos. Y nosotros no podíamos ignorarlo, otras compañías sí, y a finales del año pasado decidieron hacer funciones, pensaron ‘¿qué puede pasar?’ Pues sí hubo contagios y eso obviamente se ha manejado con mucha discreción”, reflexiona.
Martín del Campo y su equipo están conscientes de los contagios que pueden existir con el canto, ya que es una actividad que forzosamente arroja gotículas de saliva. El riesgo es real y un ejemplo, recuerda el director de escena, fue cuando la diva de la ópera, Anna Netrebko, se contagió en escena el año pasado.
Al inicio de los confinamientos, ella fue de las principales escépticas acerca de las posibilidades de contagio en escena hasta que se enfermó y fue hospitalizada. Varios coros en Europa y Estados Unidos volvieron a ensayos y tienen contagios casi del 50 por ciento; incluso The Metropolitan Opera House de Nueva York, el coliseo mundial de la ópera, canceló temporadas.
“Esto es un problema ético, ya no sólo estético, tenemos que ir con mucho cuidado. Y sí, aceptamos que el miedo nos tenía paralizados, y fue comprensible porque se trató de algo a nivel mundial. No se trataba de ser desafiantes, se tenía que ser serenos para encontrar la forma de hacerlo y ofrecer seguridad y la oportunidad de salir a la gente tranquila, sabiendo que va a ver un espectáculo presencial, con toda la magia y ritualidad que eso implica y que regresara a su casa con la seguridad de no estuvo en una situación de riesgo”, resalta.
El regreso
Aun año de trabajo en pandemia con funciones en vivo y sin contagios, Ópera Cinema arrancará sus primeras funciones de 2021 con las medidas necesarias de sana distancia entre los intérpretes para evitar cualquier propagación. Oswaldo Martín del Campo confiesa que fue una búsqueda exhaustiva llegar a este punto de brindar la confianza necesaria, pero que todo ha valido la pena, pues cree que la gente, ahora más que nunca, necesita un momento para disfrutar de esta actividad artística.
Uno de los grandes retos fue encontrar la manera de realizar los ensayos, por lo que algunos fueron en línea y, en los presenciales, se extremaron las medidas recomendadas por la Secretaría de Salud federal.
Desde 2019, Ópera Cinema recibe el apoyo del FONCA, quienes, como una manera de solidarizarse con las compañías escénicas, les ofreció la oportunidad de realizar funciones por streaming, sin embargo, ellos no creen en el resultado de la voz operística en la pantalla.
“Hubo un poco de miedo, decepción y tristeza, pero pensamos que ese no era el formato ideal para esta propuesta y menos para los estrenos que queríamos hacer. La ópera es irremediablemente para la presencia en vivo, pero nos serenamos y vimos el florecimiento de los autocinemas, era un poco raro hacer lo que muchas veces se ha propuesto, que el dinero federal y privado trabajen juntos en pro de una propuesta artística, nos comunicamos y la respuesta fue positiva”, detalla.
De esta forma encontraron una solución para una de las manifestaciones artísticas más “controvertidas” de la pandemia, y algo a destacar es que es completamente mexicana. Oswaldo relata que este problema sanitario los obligó a buscar nuevos espacios, a pensar que no se necesita esperar que los problemas los solucionen Europa, Rusia o Estados Unidos, que se desafíe la idea colonizadora de un subconsciente latinoamericano y a lo que él llama “una vacuna operística”.
Ópera Cinema a la mexicana
Uno de los principales objetivos para la compañía Ópera Cinema es que la ópera involucre temas mexicanos. Desde el año antepasado produjeron El ocaso, del compositor ruso mexicano Dimitri Dudin, con libreto del escritor José Luis Flores, que trata sobre una familia lacandona, su cosmogonía y relación con la naturaleza.
A finales de este año presentarán El divino Narciso, de Sor Juana Inés de la Cruz, con música de Juan Trigos. Actualmente se encuentran trabajando junto al compositor en la maqueta musical. Se trata de todo un esfuerzo para mostrar la belleza del país, de sus letras y música tradicional.
Asimismo, buscan provocar en el público experiencias reales y significativas donde la ópera se adapte a un formato de disfrute estético y de entretenimiento.
“No será algo comercial, nunca lo seremos, no venderemos tantos boletos como La Guerra de las Galaxias, pero podemos defendernos más. Si agregamos al séptimo arte a este abanico de disciplinas que siempre presumió la opera que tenía (danza, literatura, teatro y plástica), ahora este formato le dice al cine ‘intégrate tú también’, y más porque ahora el cine es el rey”, recalca.
Todos estos años han significado un gran aprendizaje para Oswaldo Martín del Campo, así como nuevos horizontes para hacer las cosas mejor, relacionarse, trabajar, incluso en la alimentación. Pero al final, la COVID-19 dejó una invitación al mundo para cambiar.
“Es gracioso cómo se presentó la oportunidad del cambio, me desconcierta escuchar a los que dicen, ’ojalá todo sea como antes’, no sé qué tanto eso es positivo, porque la pandemia, dentro de las desgracias de las pérdidas humanas, ha dejado nuevas lecciones, ha costado vidas, pero eso pareciera el sello de la historia humana que, bien entendieron los griegos en la tragedia, será a partir del costo de una vida que el resto del mundo mantenga su equilibrio”, finaliza.