La contaminación por antibióticos durante su fabricación es un tema del que poco se habla y menos se hace algo para frenarlo a nivel global, por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó sus primeras orientaciones.
De no detenerse, una de sus principales consecuencias sería el aumento en la población de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), fenómeno que “amenaza con desactivar los avances médicos que hasta ahora han salvado incontables vidas”.
A pesar de que el problema está bien documentado, existe una falta de controles estrictos sobre las emisiones ambientales de los centros de producción de antibióticos que ha permitido que esta amenaza persista.
De acuerdo con la doctora Yukiko Nakatani, subdirectora general interina de la OMS, los desechos farmacéuticos de estos procesos pueden convertirse en el caldo de cultivo perfecto para bacterias resistentes, un riesgo global que podría borrar décadas de progreso médico.
La brecha regulatoria y la falta de conciencia pública
Si bien se podría pensar que la resistencia a los antibióticos es exclusivamente por su mal uso, diversos estudios confirman que la contaminación ambiental comienza a convertirse en una de las principales causas.
La OMS considera que el problema se agrava ya que los consumidores, una vez adquieren los antibióticos, no reciben ninguna guía clara sobre cómo desecharlos de manera responsable cuando ya no son necesarios.
“Es preocupante que los criterios de calidad no aborden las emisiones al medio ambiente”, explica la doctora María Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente de la OMS, así que las nuevas orientaciones quieren cambiar dicha realidad y poner énfasis en la transparencia y el control de la contaminación desde los centros de fabricación hasta los hogares de los usuarios.
Acciones coordinadas para frenar la contaminación por medicamentos
Las orientaciones publicadas por la OMS han sido bien recibidas por diferentes organismos internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Jacqueline Álvarez, jefa de la División de Industria y Economía del PNUMA, expresó que el medio ambiente no puede seguir siendo el eslabón olvidado en la lucha contra la RAM.
“La acción sobre el medio ambiente debe ocupar un lugar más destacado como solución”, afirma al referirse a la responsabilidad compartida de los sistemas de salud, agroindustriales y municipales.
El reto, ahora, es asegurarse de que esta amenaza invisible no sea ignorada.