Olga Wornat defiende biografía sobre Vicente Fernández

La escritora Olga Wornat defiende la biografía que escribió sobre Vicente Fernández y asegura que es producto de una gran investigación. Entre las cosas que cuenta destacan el desprecio que el ‘Charro de Huentitán’ sentía por las mujeres y la rivalidad entre sus hijos, Vicente junior y Gerardo, a quien se le califica de ambicioso y malvado
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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En 272 páginas, la periodista argentina Olga Wornat desmenuza la vida del cantante Vicente Fernández. Sus hijos, sus amores, sus fracasos, sus penas y hasta su estado de salud son contados en El último rey (Editorial Planeta), biografía no autorizada del “Charro de Huentitán”.

“Yo no hago literatura, no hago ficción. No invento para llenar huecos, si no tengo la información no la tengo, pero lo que trato de hacer es que, si la tengo, contarla de manera tal que el lector se sienta atrapado, pero no hago ficción. No me sale. Todo lo que cuento es la verdad, o lo más aproximado a la verdad, según mi punto de vista y según la investigación que yo hice”, enfatiza la autora, en entrevista con Reporte Índigo.

Mientras el último gran ídolo mexicano se debatía entre la vida y la muerte en un hospital de Guadalajara, El último rey ya provocó reacciones de la familia Fernández y es que, así como cuenta la lucha de un hombre que nació sin nada y lo conquistó todo, también comparte detalles oscuros de esta dinastía musical.

Mientras que Alejandro Fernández molesto se preguntó “¿quién es una argentina para hablar de mi papá y de nuestra familia?”, Vicente junior afirmó que si bien la periodista sí lo buscó nunca habló con ella, por lo que ahora tendrá que probar todo lo que dice.

“La reacción de Vicente junior me llamó mucha la atención, porque yo me he contactado con él e intercambiado mensajes y le dije estás equivocado, Vicente, lee el libro primero, lo que me estás planteando no es verdad, esto fue hace dos días (5 de diciembre)”, platica.

Wornat recuerda que la primera vez que buscó al hijo mayor del “Charro de Huentitán” fue muy amable. Hablaron por dos minutos y le dijo ‘estamos en el hospital, estamos internando a mi mamá, en cuanto me libere de esto no tengo problemas en darte una entrevista”. Después la cosa se comenzó a complicar con su padre y Olga tenía que seguir trabajando, por lo que no lo esperó.

“Me escribió hace dos días y tuve una charla, me extraña que ahora salga a decir ‘lo tiene que probar’, porque como yo le dije ‘sabes perfectamente que tengo todas las pruebas y que ocurrió así’. No me negó nada”, dice.

La reacción de Vicente junior, supone Olga, porque no tiene las pruebas, es que conociendo a su hermano Gerardo, quien controla la fortuna de los Fernández, le dijo “si no arreglas esto, no te paso más plata, no tienes más lana”.

“Que hagan lo que quieran, yo no tengo miedo, tengo todo probado, o sea, no tengo ningún temor de lo que puedan hacer. Temor es lo que menos tengo, estoy muy segura de lo que yo escribí y tenía más información que quedó fuera. Más fuerte, pero quedó fuera, dejémoslo ahí y se lo dije a él, él lo sabe, pero seguramente tendrán que hacer el show de yo no fui, yo no hablé”
Olga WornatEscritora
El bueno, el malo y el feo…

El último rey, que abre con un prólogo en donde la periodista explica que su deseo de escribir de esta leyenda mexicana nace por el amor y la admiración que su madre sentía por él, está compuesto por seis capítulos: “121 días de terror”, “Un largo camino hacia la gloria”, “El rey”, “Amores malditos”, “El Potrillo, una vida a galope”, y “El ocaso de un patriarca”.

Su familia y la relación entre ellos ocupa gran parte de las páginas. Mientras muestra a un Vicente junior frágil y enfermizo y a un Alejandro exitoso, la periodista revela a un Gerardo, tal vez el hijo menos público del “Charro de Huentitán”, frío, malo, ambicioso y con relaciones turbias.

“Fue muy difícil, fue realmente meterte en un laberinto en donde surgían las pasiones humanas, los celos, la competencia, la codicia y la maldad”, expresa la escritora.

En el libro se relata la enemistad que siempre ha existido entre Gerardo y Vicente junior, hasta el grado de que el primogénito llegó a pensar que su hermano estuvo involucrado en su secuestro el 13 de mayo de 1998, por el que estuvo cautivo 121 días por la banda de los Mochadedos.

También se narra cómo Vicente Fernández ya le entregó su herencia en vida a su hija adoptiva Alejandra, por miedo a que Gerardo se la quite cuando él ya no esté. Además de las mentiras con las que encerró a su hermano en una clínica de desintoxicación.

Cuando Olga lo buscó para entrevistarlo con motivo del libro, “su respuesta fue grosera y fuera de lugar”.

Cuquita, sin voz en biografía de Olga Wornat

Olga Wornat confiesa que investigar y escribir esta biografía la hizo sentir múltiples sentimientos, desde ternura hacia Vicente, enojo y también emoción que la llevó al llanto, pero resalta el rechazo que le llegó a provocar conocer la relación del cantante con las mujeres.

“Me provocó rechazo toda su actitud hacia las mujeres, porque él es un machista empedernido y las mujeres para él eran casi un objeto y a todas les decía ‘mira, que yo no me separo de Cuquita’ (su esposa) y hablar con esas mujeres que estuvieron con él también fue duro para mí, porque debió ser tremendo, ya que él era Vicente Fernández, ¿quién le decía que no a Vicente Fernández? Nadie”, dice la periodista.

Si bien como cantante reconoce que es extraordinario, Vicente Fernández fue producto de una época que aplaudía el machismo y mantenía calladas a las mujeres, como su esposa, quien fue humillada en público en múltiples ocasiones.

Para Wornat, María del Refugio Abarca, “Cuquita”, representa a todas esas mujeres de aquellos años a las que se les arrebató la voz y se les mantuvo calladas en sus casas. A aquellas que tuvieron que aguantar infidelidades y malos tratos.

“A Cuquita no se le conoce la voz, nunca ha dado una entrevista, es más, ella quería estudiar y Vicente nunca la dejó, porque él es el estereotipo del macho mexicano o latinoamericano, el hombre proveedor, que manda, que ordena y de lado la mujer que cría a los hijos”, expresa la periodista.

Cuquita fue una muchacha preciosa de Huentitán El Alto que se enamoró de Vicente, un hombre mayor. En aquel pueblo de Jalisco se dice que el “Charro de Huentitán” llegó a buscar a Cuquita, porque una mujer lo había rechazado en la Ciudad de México. Esto se cuenta en el libro.

“La vida de Cuquita ha sido sumamente dura y el mismo Vicente Fernández lo cuenta en todas sus entrevistas, ya en la vejez. Dice que no tiene palabras para agradecerle, porque él la lastimó mucho, pero que el lloró mucho y le pidió muchas veces perdón, porque la vida de Vicente ha sido tremenda, sus infidelidades fueron públicas y eso a ella la afectó mucho”, considera.

María del Refugio Abarca, en temas de salud, tampoco la ha pasado nada bien. Es diabética y la operaron de tres hernias, además de otros problemas, derivados de las penas que le hizo pasar su esposo.

“Todo lo calló, todo se lo tragó, a todo dijo que sí. Cuquita mandaba, pero puertas para dentro. Vicente era el macho de la casa”, platica la escritora.

La periodista se dice contenta con el resultado de su libro, porque pudo exponer al hombre detrás del artista, desacralizarlo, sacarlo de su monumento, en donde nadie podía hablar de lo que pasaba, porque todos le tenían temor por ser un ídolo.

“Hay que contarlos como seres humanos, porque son como cualquiera de nosotros y no tienen mayores beneficios, no son ni mejores ni peores, son seres humanos con sus conflictos, sus problemas. Él es una figura pública mundial, es el último ídolo y la última leyenda que tiene México y yo quería contar eso, esa era mi intención al hacer esta biografía”, finaliza.

Una vida de serie

En una entrevista Vicente Fernández le dijo a don Francisco, el conductor chileno, que su rancho “Los tres potrillos” estaba inspirado en la serie Dallas, que fue un boom de los años 80. Lo hizo a imagen y semejanza porque Cuquita quería un rancho igual.

“Uno compara el rancho de la serie, que se puede visitar, y es igual todo, la estética, los óleos en las paredes, absolutamente todo. Pero Dallas era una serie en la que había puros malvados, psicópatas, perversos y yo dije qué curioso, qué vueltas de la vida, pensar en hacer tu casa a imagen y semejanza del rancho de Dallas y resulta que después en tu casa terminan pasando, no te digo igual, pero casi las mismas cosas que pasaban en aquella famosa serie de la televisión. Es tremendo”, opina la escritora.

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