Afrontar y transitar la pérdida de una mascota es trascendental para honrar su memoria y cuidar la salud mental de quien se despide; colocar una ofrenda en su honor puede ser parte de ese ritual de sanación.
De las tradiciones mexicanas destacan las relativas al Día de Muertos por ser un conjunto de actividades que combinan creencias ancestrales y contemporáneas en torno a la vida, la muerte y la memoria de los seres fallecidos.
Entre estos rituales, las ofrendas se caracterizan por ser el símbolo de bienvenida y reencuentro con los difuntos a través de elementos gastronómicos, ornamentales e intangibles como el olor a copal o a incienso.
El 27 de octubre es la fecha inicial de esta conmemoración por ser, de acuerdo con los usos y costumbres, el día en el que se evoca el recuerdo de los animales de compañía, previo al de los familiares, el 1 y 2 de noviembre.
Sin embargo, aunado a ser un acto ceremonial apegado a la historia y cultura de cada región del país, colocar un altar a las mascotas que partieron puede ser un acto para transitar el duelo de dicha pérdida, así lo indica la especialista en tanatología, Alicia Jiménez.
“Ningún duelo es menor, ya que con los animales también se genera un vínculo afectivo y esto, al perderlo, va a generar una afección física, psicológica y emocional. Sabemos que, hoy en día, hay personas que conscientemente deciden no tener familia e hijos, pero sí deciden adoptar una relación afectiva con un animal.
“Cuando se acercan estas fechas, el dolor empieza a aparecer con mayor intensidad, sobre todo si la pérdida es reciente, por lo que hay que aprovechar estas costumbres socioculturales”, explica.
La tanatóloga detalla que es conveniente escribir una carta a modo de afrontamiento y autorregulación y colocarla junto con la ofrenda, en la que sugiere poner la fotografía de la mascota, su comida y juguetes predilectos, así como sus cenizas, si es el caso.
Agrega que imaginar que la mascota regresa a casa y es feliz con el tributo otorgado es importante porque genera emociones y visualizaciones positivas.
“Ya conforme pasa el tiempo, poco a poco vamos a encontrar que la necesidad de conectar con él es menor, porque ya hay una sensación mejor en relación con el duelo saludable”, menciona.
Atención especializada
En caso de que la muerte del ser querido represente una experiencia traumática, la psicóloga recomienda acudir con un profesional de la salud mental para que brinde la orientación necesaria hacia actividades que, a nivel somático y sensorial, den bienestar.
Lo anterior, en caso de notar afectaciones mentales después de los primeros seis meses del deceso del animal de compañía, entre ellas, problemas para conciliar el sueño, pesadillas, brotes de ansiedad, inapetencia o anhedonia –incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción–.
La doctora Alicia Jiménez añade que respetar el dolor ajeno es esencial para que quien atraviesa un momento sensible pueda expresarse con libertad y reconocer sus emociones.
“Aunque debería ser normal la expresión acerca del dolor, existe un temor ante la crítica, por eso muchas personas deciden no hablarlo y eso hace que el duelo tenga un comportamiento patológico. Hay que tener la confianza de acercarnos a alguien que sí nos comprenda y nos escuche”, expresa.
Despedida digna a tu mascota
Aunado al proceso emocional posterior al fallecimiento de la mascota, el rito de despedida puede marcar un parteaguas para habitar el duelo, por lo que especialistas subrayan la importancia de realizarlo de una manera respetuosa y digna.
En México existen crematorios públicos que permiten a las familias acceder a una disposición final de los restos de sus animales de compañía, abriendo la posibilidad de que se lleven a cabo incineraciones individuales o colectivas, aunque esto no garantice que las cenizas que se conservan son las del ser querido.
Adrián Rodríguez-Granada Madrid, gerente de la agencia funeraria Pets in the Sky, describe que hay una evolución en ciertos sectores de la sociedad mexicana respecto al cuidado de las mascotas, a las que inclusive se les aprecia como integrantes de la familia, de ahí que los funerales también se realizan con mayor cuidado.
“Vivir el duelo es una parte importantísima cuando este momento llega, vivirlo de una manera adecuada, con una despedida digna en la que se honre a la mascota por todo el cariño que dio en vida”, afirma.
Asegura que decir adiós dignamente contempla varios aspectos, incluido el que la familia tenga la oportunidad de despedirse de la mascota en un espacio adecuado; por ejemplo, ha observado a familiares hacer ritos a través del canto, la poesía o de la palabra de algún representante religioso.
“El concepto también implica que las personas estén seguras que su mascota será tratada con respeto durante el proceso funerario, así como tener la posibilidad, a través de la observación, que el cuerpo de ésta es el que está entrando a la cámara crematoria”, manifiesta.
Rodríguez-Granada Madrid precisa que, en el caso de los menores de edad, entender la muerte a partir de experiencias pacíficas es fundamental para que su relación con este acontecimiento sea sano y natural.
“La forma en la que tratamos a la familia y a la mascota, desde el momento en que se hace la recolección del cuerpo o desde que llegan a la agencia, de garantizarles un momento cercano y seguro. Sí impacta, porque, al final, el duelo y la sensación de melancolía continúan, pero la actitud con la que se afronta el duelo cambia”, concluye.
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