La obra de teatro que presenta el legado de Méliès: el primer hombre “viajó a la Luna” 

Bajo la dirección de David Olguín, la obra es un homenaje a la resiliencia humana y al poder transformador del arte teatral. Desafía al público a reconectar con la magia y la pasión del escenario
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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En tiempos complejos, el arte se convierte en un medio para explorar y confrontar las realidades que nos rodean. El teatro, como forma de arte vivo y palpable, adquiere una importancia particular. Es en el escenario donde las emociones se vuelven tangibles.

En momentos de incertidumbre y agitación, a decir del director David Olguín, el arte se vuelve un refugio que ofrece a los espectadores la oportunidad de escapar de la realidad o de confrontarla de frente a través de la lente de la ficción.

“Creo que una obra nos puede recordar nuestra necesidad de asombro, de volver a rasgos de inocencia, de una pureza que pareciera de pronto perdida, pero que reaparece. Es decir, ese tipo de personas que rescatan los atributos humanistas y que le dan razón de ser en muchos sentidos a nuestro tiempo convulso”, destaca Olguín en entrevista con Reporte Índigo.

Sin embargo, también se presenta como un desafío, ya que en la actualidad las artes escénicas adquieren un nuevo significado como medio de resistencia.

En entrevista con Reporte Índigo, David Olguín narra que tras una temporada “accidentada” en 2020 durante la pandemia, la puesta en escena Del conejo a la Tierra toma fuerza, en parte gracias al texto de Itzel Lara.

La pieza llega al Teatro Helénico,  del 26 de abril al 9 de junio, con capas más profundas sobre la percepción de los seres humanos, de cómo el espectador se mira en las historias y cómo la vida del inventor francés hace eco en los demás, su capacidad de lucha y esfuerzo ante la adversidad.

Otra de sus virtudes, según Olguín, es sobre la batalla por la necesidad de acercar al espectador al teatro.

“Es una obra que a los viejos les puede traer la reflexión sobre el paso de la vida, las evocaciones. En el caso de Méliès, el recuerdo de entregarse a construir una vida en escena, lo que está detrás de las pasiones. A los chicos es el regreso a la ilusión y la magia. Es una obra que para el presente del teatro es importantísima y significativa en su batalla por conectar nuevamente con muchos espectadores.

“Pero también es una forma de rendirle homenaje a la historia del cine, con sus raíces teatrales, al momento donde se independiza y, por tanto, viene la quiebra, pero también a temas que atañen al teatro sobre la pérdida de público, sobre lo que pasa al teatro en relación al cine y este, a su vez, en relación a la televisión con las redes, la esencia de un lenguaje enfrentado con otro y finalmente esas desconexiones”, especifica.

Entre la fantasía y el asombro

Bajo el misterioso resplandor lunar, Georges Méliès forjó su legado en la historia del cine. En su película Viaje a la Luna, estrenada en 1902, desafió las fronteras de la imaginación en un viaje mucho antes de que la humanidad lo alcanzara.

Con su visión única y técnicas innovadoras, Méliès logró sumergir a la gente de su época en un mundo de fantasía y asombro, demostrando que incluso en los confines del espacio, los sueños pueden cobrar vida.

“Esta nueva versión radica en que se asienta, independientemente de Méliès, en algo más hondo, que es la reflexión sobre la creación, la amistad, nuestras megalomanías cotidianas y, finalmente, la paz interior que puede surgir en cada uno de nosotros”, cuenta el director Olguín.

El espectador podrá ver en Del conejo a la Tierra una reconstrucción  de la vida de quien también fue pionero en el cinematógrafo y creador de más de 500 películas que no solo pertenecen a la cultura fílmica universal, sino a la cultura popular, pues sus imágenes son parte del catálogo visual del mundo.

“Sus fotogramas se volvieron parte de la cultura popular, está metido, prácticamente, en los sueños de todos los seres humanos. Es un teatrero, mago, ilusionista cuyo trabajo dio lugar a la historia del cine y el teatro”
David OlguínDirector

Por otra parte, Olguín relata que se busca difundir sobre los distintos Méliès: del que viajó a la Luna y se clavó un cohete en el ojo, del amante de los autómatas, del pionero del cine, el alquimista de la luz, pero también a ese hombre que acabó sus días vendiendo juguetes, despidiéndose de la vida con dignidad.

“Podemos ver cuando desarrolla sus estudios cinematográficos, hasta la decadencia y caída en su vejez; el encuentro de sus cómplices y su esposa, quien fue su asistente, cómo se enamoran y finalmente envejecen juntos evocando todo lo que hicieron. A la vez, trata del encuentro fortuito de nuestros sueños, es decir, esa posibilidad humana frente a lo que en otras épocas era algo imposible”, indica.

Esta faceta del ilusionista francés puede servir como un ejemplo de resiliencia, una palabra que para el director de la pieza puede ser algo difícil de presenciar, pero que se ha puesto en la boca de todos.

“Suena edulcorado, hasta iluso en tiempos como éste, pero Méliès supo qué hacer con el fracaso, con sus tristezas y sensación de pérdida. Es la historia del gran creador de sueños y de cómo el crecimiento interior y el amor es lo que nos salva finalmente en el mundo”, menciona David Olguín.

El legado de Méliès

No se trata de una historia biográfica, sino que toma partes de la vida del inventor, actor y empresario, para explorar cómo se vivió el ilusionismo a finales del siglo XIX y cómo un hombre revolucionó la forma de ver y presenciar la vida, además del desarrollo del teatro y el cine.

De acuerdo con el director, se narran pasajes de su vida ligados a los artefactos que él inventó, como los homúnculos y autómatas.

“Es una historia sobre la fascinación de lo aparentemente inútil que era el arte de Méliès. Se volvió históricamente inútil al punto de que lo llevó a la ruina y perdió todo, pero él seguía apostando por algo que lo hizo permanecer en nuestra imaginación. Sin duda, la Luna de Méliès es casi, casi como si hubiera sido ese primer Neil Armstrong, que hubiera llegado allá y nos hubiera acercado de manera inolvidable”, platica.

Del conejo a la Tierra se presentará en el Teatro Helénico, del 26 de abril al 9 de junio, los viernes a las 20:00 horas; sàbado a las 19:00 y domingo a las 18:00 horas

La perseverancia de Méliès

Aunque la pieza llegó en 2020 en un momento complejo a la vida del director David Olguín, destaca el valor de llevar una pieza a los escenarios y el sentido de solidaridad y colectividad, pese a la adversidad.

“Es una historia sobre la fascinación de lo aparentemente inútil. El arte de Méliès se volvió históricamente inútil al punto de que lo llevó a la ruina y perdió todo, pero él seguía apostando por algo que lo hizo permanecer en nuestra imaginación. Sin duda, la Luna de Méliès es casi, casi como si hubiera sido ese primer Neil Armstrong, que hubiera llegado allá y nos hubiera acercado de manera inolvidable”, platica

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