La puesta en escena, de la dramaturga española Gracia Morales, llega por primera vez a México bajo la dirección de Alberto Perea y Ramiro Piñón. Foto: Especial

La obra Como si fuera esta noche llega al teatro La Capilla para explorar la violencia intrafamiliar 

En esta obra de teatro, madre e hija se encuentran en un espacio atemporal para explorar la violencia familiar. La actriz Itzel Amador resalta la importancia de entender la resiliencia

Una madre y su hija se encuentran en un espacio donde el tiempo parece detenerse, y donde las palabras no dichas y los abrazos ausentes cobran vida. Como si fuera esta noche, obra que se presentará hasta el 7 de septiembre en la Sala Novo, del teatro La Capilla, cuenta la historia de Clara y Mercedes, madre e hija, que separadas por casi 20 años y experiencias, se reconocen en la mirada de la otra,  para intentar sanar heridas del pasado.

En este encuentro, lo que podría haber sido se entrelaza con lo que es, en una narración de memoria, deseo y, sobre todo, de una profunda ternura que las une más allá de cualquier barrera. Itzel Amador, quien interpreta a Clara, describe esta obra como un reto emocional que la ha llevado a explorar sentimientos que, aunque no le son propios como madre, sí le resuenan profundamente como hija.

Como si fuera esta noche se presentará hasta el 7 de septiembre, a las 18:00 horas, en la Sala Novo del Teatro La Capilla

“Sumergirme en la piel de Clara es un trabajo que requiere desprenderse de mis ideas y tomar al personaje sin juzgarlo, entendiendo cuáles son sus motivos para ser de la manera en la que es. Es una historia sobre la relación de madre e hija, un acercamiento a un sentimiento que, a pesar de que yo no sea madre, lo puedo sentir como hija.

Como si fuera esta noche ha sido un reto muy grande, sobre todo, porque se habla de la violencia familiar, una situación que se vive a diario y la capacidad de resiliencia para poder salir adelante”, cuenta Itzel Amador a Reporte Índigo.

El enfoque de la violencia desde la resiliencia

La puesta en escena, de la dramaturga española Gracia Morales, llega por primera vez a México bajo la dirección de Alberto Perea y Ramiro Piñón, con el fin de que el público reconozca las situaciones de violencia que, a veces, se normalizan. Itzel Amador subraya la importancia de comprender a los personajesentender sus motivos y reacciones.

Madre e hija están en una época distinta, obviamente el pensamiento que pueden tener nuestras madres no va a ser el mismo que tenemos nosotras, entonces lo mismo se refleja en esta obra, cómo cada una, con los elementos que tiene en su época, hace lo mejor para poder mantener una buena relación. En el caso de Clara, qué es lo que está buscando con el entorno para poder sanar las heridas de la infancia”,  agrega la actriz.

La memoria, la ternura y la resiliencia son los hilos que tejen esta historia, situada en un México marcado por cambios sociales complejos y una creciente falta de tolerancia. Como si fuera esta noche, a decir de la actriz Itzel Amador, recuerda que, aunque las heridas del pasado pueden marcar profundamente, es posible sanar, otorgar el perdón y avanzar hacia un futuro más pleno.

 

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“La violencia, los feminicidios y las desapariciones son temas muy difíciles de tratar, porque desgraciadamente son lo cotidiano, pero el día que se animen a ver la obra, se invita a que tengamos empatía con los personajes. La pieza busca llegar a esa resiliencia, a entender por qué las situaciones salieron de control y sobre todo, poder escuchar nuestro entorno y si alguien está pasando por algo similar.

“La persona que sufre violencia necesita reconocer y asumir su necesidad de apoyo, y aunque pedir ayuda puede ser difícil, es crucial estar disponible y ofrecerla cuando sea necesario”
Itzel AmadorActriz

“Necesitamos entender que un grito, un empujón o un golpe no son normales, pero si se crece en un entorno donde estas conductas son la norma, uno puede llegar a creer que así debería ser una relación. Reconocer que nos equivocamos es difícil, y aún más cuando hemos sido lastimados; perdonar de corazón y hacer borrón y cuenta nueva es un desafío. Sin embargo, al ponernos en los zapatos del otro, comenzamos a comprender sus actos y, en cierta medida, empatizar con las circunstancias que los llevaron a actuar de esa manera”,  concluye.

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