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Si estabas harto del término “hipster”, puedes dar un suspiro de alivio. Las redes sociales han declarado a un nuevo ganador del premio al concepto más sobreutilizado por todo Internet: “Normcore”.
El vocablo, acuñado por un grupo de veinteañeros con una agencia de predicción de tendencias llamada K-Hole, ha inundado la Web, y una búsqueda de la palabra arroja resultados como “Lista de los autos más Normcore” –que presenta cinco modelos del Camry, de Toyota– o “Comida Normcore para quienes no quieren llamar la atención”. La ensalada Caesar era la estrella.
Pero ¿qué es Normcore, exactamente? Aunque la mayor parte de los que tocan el tema lo tratan como una tendencia de moda más, el término tiene un origen más profundo. Pero no por eso ha ganado credibilidad.
El gozo de no llamar la atención
Simon Doonan, experto en moda y escritor de la revista Slate, dijo que “Normcore son pants grises fingiendo ser pantalones. Normcore son las polos desgastadas en color beige. Normcore son los tenis sin logotipo. Normcore es el opuesto a usar un par de pantalones de piel blanca con joyas y sin nada cubriendo el trasero de Versace”.
Y aunque hace un buen trabajo traduciendo el espíritu del vocablo a la moda, los trendspotters de K-Hole lo definieron como la consecuencia de años de buscar la individualidad y la oposición entre ser especial y ser libre: abandonar la pretensión y darse cuenta de que no se está por encima de ser igual que todos los demás, y ser capaz de adaptarse a cualquier situación en la que se encuentre.
“Normcore busca la libertad que viene con no ser exclusivo. Encuentra liberación en no ser algo especial, y se da cuenta de que la adaptabilidad lleva a un sentido de pertenencia”, explica el comunicado de la empresa, que se lee como un manifiesto. “Normcore es el camino a una vida más pacífica”.
Entonces, ser Normcore es seguir al pie de la letra el dicho “A donde fueres, haz lo que vieres”. O come, o dí, o ama lo que vieres.
Fácil de relacionar a la moda, pero no restringido a ella.
La distorsión del significado original afectó, también, a Fiona Duncan, escritora The New York Magazine que redactó la primera pieza sobre el tema y desató la locura por el Normcore.
A Duncan le preocupaba que, con cada revisión, su texto se convertía más en una historia sobre moda que una explicación sociológica.
“Consideré cancelar su publicación cada vez que me la regresaban con más moda y menos reflexión”, dijo en un comentario de Facebook que posteriormente fue borrado.
Pero, para su pesar y el de muchos, este término parece haber llegado para quedarse.
Una lógica forzada
A pesar del significado amplio de Normcore, la idea de sus creadores puede haber nacido de la moda. Después de todo, desde hace varias temporadas elementos poco vanguardistas se han convertido en centrales de algunas colecciones, como antitendencias que vuelven a lo mainstream.
Es el caso de los tenis en los desfiles de alta costura de Chanel y Dior, o las faldas midi de Alice + Olivia o Proenza Schouler. Pero aunque viene de tendencias reales, es una generalización tan amplia que ni siquiera en la industria del vestido ha convencido por completo.
En primer lugar, la definición de Normcore parece solo una extensión de la de hipster, como si estos hubieran dado un paso más allá en la ironía, diciendo “Ser normal no es cool, pero yo puedo hacer que lo sea”. En segundo, solo aplicaría para las personas que actuaran así de forma intencional, eligiendo ser irónicos, y esta idea no está lo suficientemente extendida para ponerle nombre.
The New York Times lo puso mejor que nadie: “Después de un mes de una avalancha de comentarios, Normcore podría ser un movimiento hipotético que se convierte en un movimiento real a fuerza de ser mencionado en exceso”.
En la era de las etiquetas, Normcore podría dejar en evidencia qué tan susceptibles somos a caer por una novedad.
Antes de que fuera ‘cool’
Según la definición de “Normcore” de K-Hole, algunas de las figuras más populares de la cultura pop fueron parte de este grupo –por lo menos en lo relacionado a la moda–, aún antes de que se le pusiera nombre.
Steve Jobs
Los cuellos de tortuga en color negro, jeans y tenis blancos fueron su atuendo distintivo desde 1998, cuando el look iba de acuerdo con las tendencias más extendidas del momento. Después de que pasó de moda, Jobs no lo dejó ir.
Kate Middleton
La edición estadounidense de la revista Vogue la nombró “Duquesa del Normcore”, por apegarse a un estilo normal y accesible, alejado de tendencias vanguardistas. ¿Un ejemplo claro? El vestido de Alexander McQueen que usó en su boda.
Leonardo DiCaprio
El actor no siente vergüenza por vestirse convencionalmente. Su signature son las camisetas y los jeans, muy alejados de los impecables trajes en los que camina por la alfombra roja.
Britney Spears
Pocas figuras representan el Normcore de la transición de la década de los 90 a la del 2000 como la cantante. Los pants y sudaderas de terciopelo que usaron sus damas el día que se casó con Kevin Federline lo dejan muy claro.