Noche de fuego, reflejo de las mujeres ante un México violento
La nueva película de Tatiana Huezo, Noche de fuego, refleja desde la ruralidad, la perpetración del crimen organizado en comunidades que son dominadas por mujeres debido al alto índice de migración de hombres hacia Estados Unidos. La cineasta considera que esta es una deuda pendiente desde hace décadas en el país
Hidalgo NeiraHace poco más de tres años, el productor fílmico Nicolás Celis le entregó a Tatiana Huezo un libro que le haría considerar el realizar cine de ficción después de haber cosechado durante años una carrera como documentalista porque la historia le conmovió por completo, después realizaría Noche de fuego.
El título era Ladydi (Prayers for the Stolen en inglés), de Jennifer Clement, novela que narra la historia de las mujeres en la sierra de Guerrero que trabajan en los campos de amapola, madres e hijas por igual, porque los hombres se han ido “al otro lado” en búsqueda del sueño americano.
Huezo leyó el libro en tres días, detuvo su siguiente proyecto documental que estaba por realizar en Puebla, acerca de las infancias y las escuelas en zonas rurales y, rápidamente, se apropió de la ficción de Clement. Compró dos copias más y subrayó ideas, todo lo que le llamaba la atención, para escribir un guión, que estuvo listo en seis meses pero fue terminado hasta que ella encontró el lugar para producir la cinta.
Como su formación es enteramente de documental, siguió los pasos conocidos: investigó a fondo personalmente las locaciones que podrían servir como Guerrero para, evidentemente, evitar el estado que está dentro del llamado “Triángulo Dorado de la droga”, visitó la Sierra Mixe, la Sierra de Juárez, buscando el pueblo que le funcionara para esta producción y al fin en la Sierra Gorda, en Neblinas, Querétaro, encontró su locación.
Ahí, la cineasta rodó Noche de Fuego, película que ahora llega a salas comerciales y que, próximamente, estará en Netflix. La película tuvo una mención especial en la categoría Un Certain Regard en Cannes.
“Tenía muchas ganas de hacer algo diferente, creo que algo más ambicioso también, siempre me estoy metiendo en problemas, necesito como sentir miedo para hacer las cosas y trabajar bajo presión, porque fue un reto muy grande que abordé desde mis procesos documentales”, describe la directora de su experiencia al brincar del género documental a la ficción.
En Noche de fuego, Huezo trabajó de cerca con actrices sin una formación artística profesional, durante el rodaje, ella no entregó un guión al reparto, trabajó, sin duda, fuera de los métodos ortodoxos del cine, y esto le imprimió otro sello a su primera ficción.
“Pensé que ellos (los productores) querían una adaptación fiel al libro, y les dije que yo no era la persona adecuada para esto, la única manera como yo me puedo aproximar a esta historia es haciéndola mía, traerla a mi territorio y aquí hay que mirar desde los ojos de una niña”, agrega Huezo.
La deuda pendiente
México es un país hostil para las mujeres, por lo que Tatiana Huezo considera que este problema no es una situación que solamente pasa dentro de la llamada “4T”, sino que es una herencia gobierno tras gobierno, y que el Estado no ha cumplido las garantías individuales desde décadas atrás.
“Creo que no solo la 4T le ha fallado a las mujeres, sino que todos los gobiernos que han pasado por este país en las últimas décadas le han fallado a las mujeres y a los mexicanos, siento que es un tema pendiente que no es nuevo, que no surgió ahora con este nuevo gobierno, sino que viene de mucho más atrás la herida y el problema”, comenta.
Ella reitera que, aunque Clement escribió una ficción, esto se inspira en hechos verídicos, mujeres y niñas viven amenazadas por los capos de la droga para trabajar en sus campos, en un conflicto hostil y perpetuo, casi en esclavitud, donde además se les viola y mata, sin que haya represalias del Estado.
“El cine es una ventana para visibilizar estas heridas, estos problemas, para verlas desde frente y provocar emociones y hacernos preguntas, siento que tampoco concebí esta película como militante feminista, no está escrito desde ahí, no podría escribir desde ahí. Mi reto era contar esta historia, que habla de la violencia en México, de lo que significa ser mujer en un país en un contexto violento”, subraya.
Detrás de la actuación en Noche de fuego
Mayra Batalla, quien es parte del talento estelar de Noche de fuego, describe que la experiencia de irse a Neblinas, Querétaro, fue completamente diferente a un rodaje normal, porque estuvieron cerca de esta comunidad y, literalmente, la habitamos durante tres meses.
“No es ‘el pueblo’, son unas casitas en la falda de un cerro hasta allá arriba, a 10 horas de la Ciudad de México, en el que se vive de una manera muy particular, en la que no había, por supuesto, hoteles, la producción lo que hizo fue tomar estas casas que la gente, que se va a Estados Unidos, manda dinero, para que se construyan pero nunca las habitan”, narra de la experiencia.
Además, para ella fue un reto actoral el convivir en el set con niñas y jovencitas que no tienen la misma formación profesional que ella, pero al venir de Álamo, Veracruz, otra zona fuera de un centro urbano, volvió a la raíz personal para vivir el proceso del rodaje.
“A mí no me gusta este término de ‘no actor’ o ‘actores naturales’, yo creo que son actrices debutando, y tú eres testigo de ello, de ver alguien que empieza a dar sus primeros pasos en el terreno de la actuación y cosa que me parece también súper aplaudible, que unas niñas tan pequeñas, le entren de esa manera a contar una historia así, que no sabían exactamente de qué iba”, puntualiza.