El Premio Nobel de Literatura regresó a Estados Unidos, a una mujer de 77 años de nombre Louise Glück que, con su enfoque en la poesía, ha sabido revolucionar la industria en toda América.
Con libros como Las siete vidas (2001) y El triunfo de Aquiles (1985), Glück obtuvo el máximo galardón en la Literatura “por su inconfundible voz poética que con una belleza austera hace universal la existencia individual”, así lo aseguró la Academia Sueca.
Esta autora es la tercera mujer estadounidense en llevarse a casa un Nobel de Literatura; antes lo habían ganado Toni Morrison, en 1993, y Pearl Buck, en 1938. El último hombre nacido en Estados Unidos que se llevó el premio fue Bob Dylan, en 2016.
Con el galardón de Glück, Estados Unidos ha conseguido 13 Premios Nobel de Literatura, siendo uno de los más premiados, después de Francia, que ha obtenido 15.
Para Louise Glück, el Premio Nobel de Literatura sin duda representa un hito en su carrera, sumándose a la lista de galardones que ya ha obtenido durante toda su trayectoria. En 1993 ganó el Premio Pulitzer por su poemario El Iris salvaje, y en 2014 el Premio Nacional del Libro, por Noche fiel y virtuosa.
Hasta el momento, Glück ha publicado 12 colecciones de poesía y algunos volúmenes de ensayos sobre este género. Todos se caracterizan por la búsqueda de claridad, la infancia y la vida familiar, así como por la estrecha relación con padres y hermanos, una temática que ha seguido siendo central para ella.
De acuerdo Anders Olsson, presidente del Comité del Nobel, entre las obras más destacadas de la autora norteamericana está Averno (2006), “una colección magistral e interpretación visionaria”, donde describe el mito del descenso de Perséfone al infierno en el cautiverio de Hades, el dios de la muerte.
Otra de sus publicaciones más sobresalientes, según Olsson, ha sido Ararat (1990), con el que Glück encontró una audiencia creciente en Estados Unidos y en el extranjero, porque reúne tres características para repetirse posteriormente en su escritura: el tema de la vida familiar, la inteligencia austera, y un refinado sentido de la composición que marca el libro como un todo.
‘Soy una oportunista’, ganadora del Nobel de Literatura
Para crear gran parte de su obra, Glück ha admitido en diferentes ocasiones que la inspiración para escribir la ha obtenido de cualquier actividad que realiza, Poesía a la o al menos así sucedió con El Iris salvaje, el cual comenzó gracias a que, por meses, estuvo leyendo revistas de jardinería.
En ese sentido, en Poets & Writers confesó que, de igual manera, espera obtener algo de su interacción con las tecnologías, especialmente con los teléfonos inteligentes y tabletas, dispositivos que aprendió a usar y comprender durante un año, luego de que se diera por vencida en múltiples ocasiones.
“Soy un oportunista, siempre espero obtener material de cualquier actividad. Nunca sé de dónde vendrá la escritura, no es que tenga algo en mente o si venga de esta iPad, pero no hay que juzgar los estímulos. Confiemos a dónde va nuestra atención”, declaró.
De igual manera, la autora ha señalado que su inspiración para crear literatura ha provenido de sus diferentes incógnitas personales, como ¿qué pasaría si pierde las palabras? Una pregunta que la motivó a escribir Noche fiel y virtuosa.
Otra de sus técnicas es simplemente vivir su vida con entusiasmo, una lección que la escritora aprendió cuando, a inicios de su carrera, intentaba crear como si eso fuera una exigencia u obligación rotunda.
Actualmente, la galardonada sigue enfocada en la literatura y la poesía, la cual aborda en la Universidad de Yale, donde imparte clases de Inglés.
Premios póstumos
Desde 1974, los Estatutos de la Fundación Nobel estipularon que no se puede otorgar un Premio Nobel póstumamente, a menos que la muerte haya ocurrido después del anuncio del Premio Nobel.
Previo a ese veredicto, en 1931, el Premio Nobel de Literatura fue otorgado póstumamente a Erik Axel Karlfeldt, mientras que en 1961 a Dag Hammarskjöld.