No ven otra salida
En México, el suicidio es un problema de salud que se ha agudizado de forma continua con el paso de los años. En las últimas tres décadas, la tasa de suicidios en el país se cuadruplicó, y pasó de un promedio de 2 a 7.6 personas que se quitan la vida por cada 100 mil habitantes.
De acuerdo a datos del INEGI, difundidos previo al Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se celebra hoy, 5 mil 718 personas se quitaron la vida en el país, en el 2011. En su mayoría las cifras corresponden a jóvenes de entre 15 a 24 años.
Eugenia Rodríguezhttp://youtu.be/SNsHEuXv2D8
En México, el suicidio es un problema de salud que se ha agudizado de forma continua con el paso de los años. En las últimas tres décadas, la tasa de suicidios en el país se cuadruplicó, y pasó de un promedio de 2 a 7.6 personas que se quitan la vida por cada 100 mil habitantes.
De acuerdo a datos del INEGI, difundidos previo al Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se celebra hoy, 5 mil 718 personas se quitaron la vida en el país, en el 2011. En su mayoría las cifras corresponden a jóvenes de entre 15 a 24 años.
Según el reporte del instituto mencionado, cerca del 80 por ciento de los suicidios fue cometido por hombres.
Y el método más común para quitarse la vida es el ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación. Sin embargo, estudios han demostrado que en la adolescencia, las mujeres son más propensas a ideación suicida, así como a tener síntomas depresivos, en comparación con los varones.
Los datos arrojados por el INEGI también indican que la mayoría de los actos suicidas han sido cometidos por personas que no tienen trabajo y que cuentan con escolaridad de secundaria completa.
En entrevista para Reporte Indigo, el Dr. Guilherme Luiz Borges, investigador en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRF), dice que el comportamiento suicida es un fenómeno universal.
Y coincide con la evidencia que sugiere que el suicidio consumado es más común en los hombres –de todos los grupos de edad–, mientras que la conducta suicida –ideación, planes e intento– es más frecuente entre las mujeres jóvenes.
“Lo que sabemos después de mucha investigación es que aparentemente los métodos que tienden a utilizar los hombres en sus intentos de suicidio son más letales que los métodos que utilizan las mujeres”, explica Borges, cuyas líneas de investigación son la epidemiología del alcohol y drogas, las consecuencias de su consumo, el suicidio y la epidemiología psiquiátrica.
Los hombres suelen utilizar un arma de fuego, por ejemplo, mientras que las mujeres se atiborran de pastillas –envenenamiento por medicamentos, drogas o sustancias biológicas–.
Adolescentes: los más vulnerables
De acuerdo al INPRF, algunos factores de riesgo para la ideación suicida en adolescentes son el estado de ánimo depresivo, disfunción psicológica en la familia –comunicación inadecuada, falta de afecto, manejo inadecuado de conflictos, violencia física y emocional–, problemas económicos y relaciones interpersonales estresantes.
Baja autoestima y el abuso sexual son considerados factores clave para presentar conducta suicida, además de algunos síntomas psiquiátricos que no fueron evaluados de forma oportuna.
Luiz Borges comenta que una hipótesis que se tiene respecto a la alta incidencia del suicidio entre los jóvenes, y “la que pensamos que puede tener relevancia, es una que conjugue diferentes factores”, desde aquellos de tipo social, “como los cambios que han habido en las familias, en la forma de sociabilidad en México (…)”.
También “hay aspectos mucho más actuales, como pueden ser problemas de empleo o incluso desempleo en algunos jóvenes. Y elementos como el cambio en el uso de sustancias, alcohol y drogas, han afectado mucho en los países en desarrollo como en el caso de México. No parece haber un solo factor, sino que se han conjugado diferentes aspectos”.
Cerca de quitarse la vida
El especialista hace énfasis en que los resultados de investigaciones en México y a nivel global coinciden en que el intento suicida es el factor de riesgo más importante que aumenta la probabilidad de que la vida de una persona culmine en suicidio.
“Cuando la persona ha pasado de estar pensando sobre el suicidio, ha hecho un plan y ha actuado en consecuencia. (Ésta) ha vencido una serie de barreras y la pone, sin duda, en un nivel de riesgo muy elevado”, advirtió.
De hecho, algunos estudios realizados en México y Estados Unidos señalan que dentro del primer año en el que surgió la ideación suicida, la mayoría de las personas hizo un plan e intentó consumar el acto.
Pero, “aún cuando estas conductas no lleven a la muerte, pueden acarrear consecuencias graves y de largo alcance para la salud física, y pueden constituir una importante causa de sufrimiento psicológico para el individuo y sus familiares”, apunta un reporte titulado “Distribución y determinantes sociodemográficos de la conducta suicida en México”, y que fue publicado, en el 2009, en la revista Salud Mental del INPRF.
Un problema desatendido
El problema es que, pese a su alta incidencia, el suicidio no está considerado como un problema de salud pública en el país.
Como expresa Borges en entrevista para la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM: “si tuviéramos un problema como el cáncer que hubiera crecido como ha crecido el suicidio en los últimos treinta años, estaríamos todos consternados; si tuviéramos un problema como una enfermedad infecciosa que hubiera crecido 300 por ciento, estaríamos todos preocupados; con el suicidio no ha sucedido eso. Sigue creciendo y siempre pensamos que a nosotros no nos va a tocar”.
De ahí la necesidad de que exista una estrategia nacional en la que se plantee y se lleve a cabo un programa nacional de prevención de suicidio “en diferentes niveles, que funcione y que persista en el tiempo”, subraya, “si queremos revertir el problema del incremento del suicidio” en México.
El investigador hace énfasis en que no se minusvalore la importancia de los intentos suicidas. Que si alguna persona ha intentado suicidarse y una conducta en particular no la llevó a la muerte, “no debemos como padres de familia obviar este problema y pensar que el problema se va a ir por sí solo y que en realidad no fue importante”.
“Es, sin duda, el momento de actuar de inmediato”, finaliza.